CUENTA ATRÁS PARA UNA CONSULTA CRUCIAL

Escocia se acerca al referendo inclinada al 'no'

PABLO RODERO
EDIMBURGO

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Cuatro semanas, ese es el tiempo que tienen los independentistas escoceses para dar la vuelta a las encuestas y lograr un hito por el que nadie habría apostado pocos años atrás, cuando el nacionalismo ocupaba aún una posición marginal en el espectro político escocés. El próximo 18 de septiembre todos los habitantes de Escocia mayores de 16 años podrán votar si Escocia debe ser un país independiente y, hasta la fecha, todos los sondeos han puesto por delante el no a la independencia.

Los sondeos dan cuenta sin embargo de un alto número de indecisos que podrían decantar la balanza hacia el sí, según la tendencia observada en los sondeos. «Nos encontramos cómodos con la actual posición», asegura Roddy Thomson, portavoz de la campaña independentista Yes Scotland (Sí Escocia). «El único sondeo que cuenta es el del 18 de septiembre», añade.

POPULARIDAD DEL SNP / «El apoyo al independentismo no ha cambiado demasiado desde los 70, siempre ha estado en torno a un tercio y es solo un poco más alto ahora. El verdadero cambio ha sido que el Partido Nacionalista Escocés (SNP) se ha vuelto más popular en estos años», explica David Torrance, periodista y biógrafo del primer ministro escocés.

El líder del SNP y primer ministro escocés, Alex Salmond, «es la figura que unificó las fuerzas nacionalistas. No es un pensador político particularmente profundo. No está interesado en la política ni en las ideas, está interesado en la táctica y es muy bueno en eso», añade Torrance.

En una campaña que lleva en marcha prácticamente desde la victoria electoral del SNP por mayoría absoluta en el 2011, todo resulta repetitivo y la principal novedad en esta recta final hacia el referendo está llegando en forma de debates televisados. Siguiendo el modelo de los debates presidenciales estadounidenses, Salmond y Alistair Darling, el exministro de Hacienda laborista que lidera la campaña unionista Better Together (Mejor juntos), se enfrentaron hace dos semanas en un plató de la cadena escocesa STV. Aunque Salmond llegaba a la cita como favorito, los analistas consideraron en general que Darling se había impuesto debido a la debilidad que mostró su adversario a la hora de defender en términos económicos la viabilidad de una Escocia independiente

Thomson, sin embargo, le quita importancia al papel que este debate y los dos que están por venir puedan tener en el desenlace de la consulta. «Los medios tienen una tendencia a buscar grandes puntos de inflexión y el debate fue presentado como la gran oportunidad para Salmond», opina el portavoz independentista. «La conversación está por todas partes, todos los días, en todo momento y el debate que realmente cuenta es el que tiene lugar en las casas y en los pubs».

DOCUMENTO CONJUNTO / Mientras, los  conservadores del primer ministro, David Cameron, que gobiernan el Reino Unido en coalición con los liberaldemócratas, han asumido un papel secundario en la campaña, conscientes de que su popularidad está muy por debajo de la media británica en tierras escocesas. La participación de Cameron en las últimas fechas se ha limitado a la firma de un documento conjunto con los líderes laborista y liberal del Parlamento de Westminister, comprometiéndose a ceder mayores poderes al Parlamento de Edimburgo en caso de una victoria del no.

«En 1979 se celebró el primer referendo sobre la creación de un Parlamento escocés y prometieron más devolución de poderes si votábamos que no, pero esto nunca se materializó», explica el representante de Yes Scotland. «No hay garantías de que los medios y los poderes para el cambio que necesita Escocia y que la independencia daría vayan a llegar tras un voto negativo», añade.

En cualquier caso, para Torrance, ni la cesión de más poderes a Edimburgo tras un hipotético voto negativo en el referendo cerraría definitivamente el debate. «Si hay un voto negativo habrá un 35% o un 40% de votos a favor de la independencia y eso es bastante. Esto supone que la cuestión no desaparecerá y probablemente ocurriría como en Quebec y tendríamos otro referendo en 15 años, cuando se dieran las condiciones», dice Torrance.

Desde 1979, la fecha de ese primer referendo. mucho han cambiado las cosas. Tras la era liderada por Margaret Thatcher, que puso en pie de guerra a Escocia con su políticas de desindustrialización y sus impopulares impuestos, un laborista escocés, Tony Blair, llegó al número 10 de Downing Street en 1997 con la promesa de convocar un referendo para la creación de un Parlamento escocés. Tras una rotunda victoria del , se abrió una nueva etapa que permitiría a los nacionalistas alcanzar el poder por primera vez en la historia en el 2007 y hacer del sueño de la independencia una realidad que será decidida en las urnas dentro de un mes.