Erdogan cede y congela su proyecto urbanístico

La presión en la calle ha obligado al primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, a echar marcha atrás al polémico plan urbanístico del parque Gezi, en el centro de Estambul, junto a la plaza de Taksim, detonante de las masivas protestas contra el Gobierno islamista y que, tras dos semanas de enfrentamientos, se han saldado con cuatro muertos, tres manifestantes y un agente policial.

El Gobierno ha resuelto no empezar las obras hasta que los tribunales resuelvan la legalidad o no del proyecto. Además, si la justicia permite los trabajos en la zona verde, Erdogan se ha comprometido a someter la decisión final a un referendo.

Así lo anunció ayer el portavoz gobernamental, Huseyin Celik, tras la reunión que el primer ministro mantuvo, durante cuatro horas, con personalidades de la sociedad civil turca y con dos miembros de la plataforma solidaria con Taksim, que representa a los jóvenes acampados en la emblemática plaza.

El Ejecutivo continúa reduciendo las protestas a un problema exclusivamente medioambiental, sin reconocer que detrás hay un gran malestar con Erdogan, al que califican de «autoritario». «Me dirijo a los jóvenes que se han concentrado por el medioambiente, Iros a casa a dormir en vuestras confortables camas», dijo Celik. Al cierre de esta edición, los acampados decidían en asamblea si cesaban la protesta.

El Ejecutivo se ha comprometido a abrir una investigación para esclarecer la excesiva violencia de las fuerzas de seguridad para reprimir las protestas. «Si se demuestra que (agentes) han cometido crímenes, serán castigados como prevé la ley».

Erdogan, que antes de reunirse con los representantes de Taksim se volvió a mostrar desafiante con los manifestantes, ha pedido a sus seguidores que acudan este fin de semana a las dos concentraciones -el sábado en Ankara, y el domino el Estambul- en apoyo al Gobierno y en «defensa de la democracia».