ANÁLISIS

La engrasada máquina de Cameron

ALBERT GUASCH

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“Se dice que los diputados son como el aceite de un motor. Conviene cambiarlos con regularidad”, se oye de manera burlesca en los pasillos de Westminster. Los británicos han decidido que el motor que debe engrasarse es el de los laboristas. Y el de los liberaldemócratas. No así el de los conservadores. Gran éxito de David Cameron, que gobernará más suelto que nunca; días de miseria para Ed Miliband, cuya torpeza en la forma en que aparece ante la opinión pública anticipaba este estruendoso fracaso. Su dimisión está justificadísima.

Miliband no ha logrado el respeto de los suyos. Muchos menos el de su principal opositor. En sesiones parlamentarias, Cameron se ha burlado de él reiteradamente, y a menudo con más crudeza que ingenio. Le ha llamado “idiota”, le ha recordado que apuñaló por la espalda a su hermano David para lograr el liderazgo laborista. Incluso lo calificó como un 'waste of space', es decir, insulto muy británico -y muy de pub- que indica que el hombre no merece ni el suelo que pisa. Encantador el primer ministro.

Estos resultados auguran que la política del Reino Unido va a proporcionarnos, a las secciones de Internacional, mucho material informativo en los próximos tiempos. Vamos a ir reservando páginas. Cameron ya ha reiterado que su intención de celebrar el referéndum para la huida británica de la Unión Europea sigue adelante. Se trata de una petición a gritos de muchos votantes y representantes electos conservadores. Y es posible que incluso numerosos simpatizantes de UKIP, los más furibundos antieuropeístas del espectro parlamentario, hayan acabado por votarle a la vista de las serias opciones de victoria que daban las encuestas a los laboristas.

VARIOS CADÁVERES

Este referéndum arrastrará seguramente otro en Escocia, en particular si el resultado es favorable a partir peras con Bruselas. Los escoceses pueden perfectamente pensárselo mejor esto de seguir con el Reino Unido si es a costa de aislarse de Europa. Nicola Sturgeon, la nueva líder del SNP, se ha ganado un puesto junto al 'braveheart' William Wallace en el altar de Sean Connery y otros célebres independentistas escoceses. Sin las aristas de Alex Salmond, que era más de amarlo o detestarlo, Sturgeon se ha puesto a los suyos en los bolsillos. Cae bien y deja al SNP en buen lugar.

Cameron tendrá hoy una feliz jornada en Downing Street. Su carrera política no corre peligro. Al contrario. Puede desprenderse ya de las máscaras de la campaña electoral. La máquina conservadora se ha demostrado estar bien aceitada. Y puede tomarse hoy varias Guiness. Se las ha ganado a costa de Miliband, Nick Clegg y Nigel Farage, cuyos cadáveres flotan ya a estas horas sobre el Támesis. Y si le sale resaca, la aguantará con gusto. Es en realidad en Bruselas donde conviene ir encargando aspirinas. Se avecina un fuerte dolor de cabeza.