El Ejército sirio avanza sobre el Alepo rebelde, del que huyen miles de personas

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JAVIER TRIANA / ESTAMBUL

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Damasco ha pisado el acelerador en la operación para recuperar el control de Alepo. Los barrios orientales de la ciudad, en manos de la dispar oposición al Gobierno de Bashar el Asad, están sucumbiendo a los centenares de bombardeos aéreos cortesía de la aviación rusa y siria de las últimas dos semanas. Tras dividir en dos este lunes el territorio en manos de los rebeldes (bando que integran desde moderados hasta yihadistas), las tropas de Asad y sus aliados controlan ya la porción nororiental que quedó escindida. Este avance deja a los rebeldes con dos tercios del territorio que controlaban hace apenas unos días.

Militares rebeldes contactados por la agencia de noticias Reuters informaron de que sus tropas se habían retirado de la parte fragmentada de Alepo hacia una posición defensiva menos arriesgada.

BOMBARDEOS SOBRE CIVILES

A través de su cuenta de Twitter, la Defensa Civil Siria (más conocida como los Cascos Blancos) aseguró que al menos 25 personas murieron y “docenas” resultaron heridas este martes en bombardeos sobre civiles que huían a pie de Bab Al Neyrah, una zona de asalto de Damasco y sus aliados contra la cercada Alepo oriental.

Por su parte, el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH, dirigido por un opositor residente en el Reino Unido y que cuenta con una nutrida red de colaboradores sobre el terreno) informó del bombardeo de varias zonas de la ciudad y de pueblos de los alrededores.

CUNA DE LA REVOLUCIÓN

No obstante, la más que probable caída de Alepo “no sería el final de la revolución”, según George Sabra, el jefe negociador de la oposición siria en el comité que trata (hasta ahora sin éxito alguno) de encontrar una solución pacífica al conflicto satisfactoria para todas las partes. “Alepo es un lugar importante para la revolución, pero no es el último”, ha dicho a la cadena británica BBC. “Ahora mismo, tenemos muchos puntos bajo el poder del Ejército Sirio Libre”, añadió Sabra, quien advirtió de que la campaña militar de Damasco y acólitos está “matando una parte del proceso político”. “Nadie puede pensar en soluciones pacíficas en estas circunstancias”, apuntó. Alepo suele ser considerada la cuna de la revolución que en un inicio trató de cambiar el autoritario régimen de Asad por uno de orientación más democrática de manera pacífica. No obstante, el curso de conflicto ha radicalizado las posiciones y los métodos usados, así como desviado aspiraciones.

Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA, en su acrónimo inglés), más de 16.000 personas han huido del este de Alepo hacia otras zonas de la ciudad. “Estoy extremadamente preocupado por la salida de civiles a consecuencia de la situación alarmante y aterradora en Alepo”, ha manifestado este martes a través de un comunicado el jefe de la OCHA, Stephen O'Brien.

Además, en un intento por frenar la masacre, el ministro de Asuntos Exteriores de FranciaJean-Marc Ayrault, solicitó una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU para tratar la situación en la maltrecha ciudad siria. “Ahora más que nunca necesitamos poner los medios de manera urgente para terminar las hostilidades y permitir que la ayuda humanitaria llegue sin problemas”, indicó Ayrault.

EL PAPEL DE TURQUÍA

Sin embargo, en una declaración que podría enmarañar aún más la situación, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha asegurado este martes que Turquía entró en Siria para terminar con “el mandato opresor de Asad y restaurar la justicia”. El Gobierno turco, enemigo acérrimo de Asad, continúa apoyando a los rebeldes en el norte del país, donde les ha apoyado sobre el terreno sobre todo con artillería y aviación para hacer retroceder al Estado Islámico y las guerrillas kurdo-sirias con la excusa de asegurar sus fronteras.

Antes de la guerra, Alepo era la segunda ciudad del país árabe, la capital comercial y el centro urbano más poblado. En la actualidad se estima que más de 200.000 personas viven aún en la zona sitiada de la ciudad, bajo control opositor.