LA PENA DE MUERTE EN EEUU

Una ejecución en Arizona se alarga dos horas

Algunos testigos hablan de "jadeos y resoplidos" pero las autoridades aseguran que Joseph Wood no sufrió durante el proceso

Josep Wood, el preso ejecutado esta madrugada en Arizona.

Josep Wood, el preso ejecutado esta madrugada en Arizona. / cs at

IDOYA NOAIN / Nueva York

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La polémica por la aplicación de la inyección letal en Estados Unidos no tiene visos de amainar. Tres meses después de la catastrófica y chapucera ejecución en Okahoma de Clayton Lockett, esta madrugada en Arizona la ejecución de un asesino convicto ha llevado casi dos horas.

Según algunos testigos, Joseph Wood, el reo, pasó casi todo ese tiempo jadeando y resoplando. Las autoridades, en cambio, aseguran que estuvo comatoso durante el proceso y no sufrió. Wood, condenado a muerte en 1991 por el asesinato de su exnovia y del padre de esta, había apelado su ejecución demandando información sobre el cóctel de fármacos que se iba a utilizar. El Tribunal Supremo rechazó ese recurso el martes. Y eso pese a que la escasez de los fármacos del cóctel original y la falta de transparencia sobre la procedencia y el funcionamiento de los usados en los nuevos protocolos han intensificado el debate sobre si las ejecuciones por este método, predominante hoy en EEUU, no constituyen un castigo "inusual", prohibido por la Constitución.

 A Wood, al que se le ha aplicado una combinación de dos fármacos solo usada una vez antes (en Ohio, en una ejecución que llevó 25 minutos) se le ha considerado totalmente sedado a las 13.57 hora local y la declaración de su defunción no ha llegado hasta las 15.49. Dale Baich, uno de sus abogados, ha manifestado a 'The Washington Post' que "nunca había visto una ejecución que llevara tanto tiempo". Ha relatado también que le ha visto "peleando por respirar", aunque no ha podido asegurar si sufrió o no.

Revisión del caso

Testigos de Associated Press y 'The Arizona Republic' también han hablado de más de 600 jadeos en 100 minutos y el reportero del diario local, sin entrar en si sufrió o no, ha afirmado: "Solo sé que no fue eficiente. Ha llevado mucho tiempo". El director de la oficina de prisiones de Arizona, Charles Ryan, ha hecho público un comunicado en el que asegura que el reo "estaba comatoso y nunca sintió dolor". La portavoz del fiscal general del estado de Arizona, Stephanie Grisham, también ha declarado al Post que "no hubo jadeos o resoplidos. Puedo decir que estaba roncando --ha dicho--. Parecía que estaba dormido. Era mi primera ejecución y no tengo razones para minimizar esto".

Jane Brewer, gobernadora del estado, ha ordenado en cualquier caso una revisión de la ejecución de Wood y se ha mostrado "preocupada" por el tiempo que se ha prolongado su muerte, aunque ha defendido que el reo ha muerto "de manera legal".