EEUU insiste en una solución para que Grecia siga en el euro

La Casa Blanca teme el impacto en sus exportaciones si Europa se debilita

Alarit inatoratum orbenir que ta vili intilis. Sulic vidie facio in talissentius num su silis bonsulia? Satu

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RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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Estados Unidos amaneció con la mirada fija en los mercados después de que la ciudadanía griega diera un rotundo voto de confianza al Ejecutivo de Alexis Tsipras en su rechazo a la propuesta de rescate de las autoridades europeas. La reacción ponderada en las grandes bolsas mundiales, que fluctuaron a la baja pero sin conatos de pánico, le sirvió a la Casa Blanca para mantener la distancia con la que ha afrontado hasta ahora el embrollo griego. Su portavoz, Josh Earnest, reclamó nuevamente una solución que permita a Grecia seguir en el euro, pero también insistió en que son los europeos los que al final deben resolver el problema.

«Hemos dejado muy claro que es del interés de Estados Unidos y del interés global que las diferencias se resuelvan, pero en última instancia es una responsabilidad de los europeos», aseguró Earnest. «Para lograrlo, será necesario un paquete de financiación y reformas que permita a Grecia volver a la senda del crecimiento y la sostenibilidad de su deuda». La Casa Blanca quiere que Grecia siga en el euro para evitar turbulencias en la economía global y para estabilizar un proyecto europeo que considera vital para garantizar la paz en el viejo continente.

Pero su influencia está siendo muy limitada, a pesar de que tanto el presidente Barack Obama, como su secretario del Tesoro Jack Lew, mantienen conversaciones regulares con sus socios en Berlín, París y Atenas. Desde los inicios de la crisis, Washington ha criticado las políticas de austeridad extrema de Bruselas. La última vez en febrero, cuando Obama ennervó a sus colegas alemanes al afirmar que «no se puede seguir exprimiendo a países en recesión». Y en las últimas semanas ha pedido más flexibilidad a Bruselas, abogando por una oferta que incluya algún tipo de restructuración o quita a la deuda helena, como desea el Ejecutivo de Alexis Tsipras. Así lo expresó Lew poco después de la convocatoria del referéndum. El secretario del Tesoro reclamó una solución que incluya tanto un compromiso griego para continuar con las reformas prescritas por los acreedores como «un debate sobre un potencial alivio para la deuda griega».

«IMPAGABLE» / El Fondo Monetario ha dicho que esa losa es impagable. La semana pasada sostuvo que para evitar una suspensión de pagos en cascada será necesario un nuevo rescate de la eurozona así como una restructuración de los plazos de vencimiento. Incluso fue más allá al vaticinar que si la situación económica sigue deteriorándose, los acreedores tendrán que acabar aceptando una quita. «El FMI ha tomado nota del referéndum», dijo ayer su directora gerente, Christine Lagarde. «Seguimos la situación de cerca y estamos dispuestos a ayudar a Grecia si lo solicita». El problema es que el FMI no puede prestarle más dinero a Grecia hasta que se ponga al corriente de los 1.600 millones de euros que dejó de pagarle..

Pase lo que pase en los próximos días en Europa, la Casa Blanca sostiene que el riesgo de contagio para su economía es mínimo. En los últimos cinco años, los bancos estadounidenses han reducido su exposición a la deuda helena y actualmente tendrían unos 12.000 millones de dólares en bonos, según el Banco de Pagos Internacionales, una cantidad manejable. Más serias se consideran las consecuencias geopolíticas que podría tener una salida griega del euro. Preocupa la posibilidad de que Syriza siga acercándose a Rusia y el impacto que el potencial deterioro de la economía europea tendría en sus exportaciones.