OFENSIVA ANTITERRORISTA DE WASHINGTON

EEUU admite que mató por error a dos rehenes occidentales

Barack Obama, ayer, en su comparecencia para explicar la fallida operación en Pakistán.

Barack Obama, ayer, en su comparecencia para explicar la fallida operación en Pakistán.

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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Los asesinatos extrajudiciales con aviones no tripulados (drones) y dirigidos por control remoto son una de las divisas de la política antiterrorista de Barack Obama. Hasta ahora, este tipo de operaciones habían despertado controversia por su dudosa legalidad jurídica y por los cientos de civiles muertos que han dejado como «daños colaterales» en Yemen, Pakistán, Libia o Somalia. Pero un nuevo error en la ejecución de los bombardeos acaba de añadir otro elemento al debate. La Casa Blanca reconoció ayer que una de esas operaciones mató «involuntariamente» en enero pasado a un rehén estadounidense y otro italiano en Pakistán. Ambos eran cooperantes humanitarios y estaban en poder de Al Qaeda.

Obama quiso dar personalmente la trágica noticia con una comparecencia en la Casa Blanca. «Lamento profundamente lo que ha sucedido», dijo el presidente con expresión sombría, tras asumir «toda la responsabilidad» del incidente, lo que no deja de ser un gesto de integridad porque es él, como comandante en jefe, quien aprueba todos los asesinatos con drones.

"CIENTOS DE HORAS"

Obama explicó que la decisión de proceder al bombardeo se tomó después de recabar la necesaria información de inteligencia y vigilar el recinto durante «cientos de horas». «Pensábamos que este era un recinto de Al Qaeda, que no había ningún civil presente y que no iba a ser posible capturar a los terroristas», añadió, exponiendo los argumentos que justifican las operaciones con drones que la CIA conduce en Pakistán.

Pero el resultado fue un fiasco. En las semanas posteriores, el espionaje estadounidense descubrió que entre las víctimas del bombardeo estaban Warren Weinstein, un contratista de 73 años de la Agencia de EEUU para el Desarrollo, secuestrado en Lahore en el 2011, y el cooperante italiano, Giovanni Lo Porto, de 38, capturado en el 2012 en Punjab.

«Sé que nada de lo que pueda decir o hacer podrá nunca atenuar su dolor», dijo Obama refiriéndose a las familias de las víctimas. En esa misma operación murió otro norteamericano, el militante de Al Qaeda, Ahmed Farouq. Y en otra separada cayó el también ciudadano de EEUU, Adam Gadahn, un converso californiano que se había convertido en un prominente propagandista de la red dirigida por Ayman Al Zawahiri.

Ninguno de los dos terroristas, sin embargo, fue «específicamente atacado», según el portavoz de la Casa Blanca Josh Earnest, quien reconoció que no tenían información de que «indicara su presencia en los lugares de las operaciones». El matiz es importante porque el protocolo que regula el uso de los drones establece distinciones entre los trámites legales que hay que seguir antes de matar extrajudicialmente a estadounidenses y extranjeros. En ambos casos impera el más estricto secreto.

DRONES A LA BAJA

En el último año se ha reducido notablemente el número de ataques con drones lanzados por EEUU en el mundo islámico contra las distintas facciones yihadistas, especialmente en Pakistán. El año pasado fueron 25 bombardeos, frente a los 327 lanzados allí durante el resto de su presidencia, según el recuento del Bureau of Investigative Journalism. Esos ataques habrían dejado entre 2.410 y 3.902 muertos, según la misma fuente, incluida una orquilla de víctimas civiles que oscila entre los 416 y los 959.