EN EL REFERENDO DEL SÁBADO

Ecuador vota por erradicar las corridas de toros

Los resultados, aún parciales, apuntan a un veto en la mayoría de las regiones del país

ABEL GILBERT / Buenos Aires

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La victoria política de Rafael Correa en la consulta popular de este sábado, en la que los ecuatorianos debían pronunciarse sobre diez asuntos, entre ellos las reformas de la justicia y el papel de los medios de comunicación, le ha clavado una estocada casi letal a las corridas de toros en varias regiones de Ecuador.

Correa se ha impuesto con casi el 50% en los diez asuntos sometidos a votación. Si se confirma la tendencia del escrutinio oficial, la feria taurina de Quito, Jesús del Gran Poder, considerada la más importante del país, podría tener los días contados. Las corridas podrían sin embargo sobrevivir en algunas jurisdicciones andinas como Ambato, Riobamba, Guaranda, Latacunga y en la amazónica Puyo. Los resultados aún parciales de la consulta también aseguran que en la zona costera ganó el a la prohibición. De esta manera, Guayaquil y Cuenca, dos de las grandes ciudades ecuatorianas, también se quedarían sin toros.

La consulta ha puesto en escena un duelo paralelo al de simpatizantes y adversarios de Correa: el de taurinos y antitaurinos. No han faltado entre ellos las diatribas y acusaciones encendidas de tono. De alguna manera, Ecuador ha funcionado como caja de resonancia de la decisión adoptada el año pasado por el Parlament en relación con las corridas.

400 años de tradición

"Los toros en el Ecuador llevan cerca de 400 años. La fiesta popular está arraigada no solo en Quito, como dice mucha gente", ha declarado, algo abatido, el torero ecuatoriano Álvaro Samper, como si conociera el resultado de antemano. Samper ha movido cielo y tierra para impedir estas restricciones y ha llegado incluso a exigirle al vicepresidente Lenín Moreno, un taurino arrepentido, a que devolviera los trajes de luces que los toreros Sebastián Castella y El Fandi le obsequiaron a principios del 2001.

"Matar por matar es una cosa abominable. Pero la fiesta de los toros, y lo digo yo que toreo, no tiene por intención matar sino crear arte para la gente en los tendidos. Muchas ocasiones el espectáculo termina con la muerte del toro pero la finalidad es la creación de arte. Hay incluso la posibilidad de que el toro salve su vida o se le perdone la muerte si ayuda al torero en su afán por crear arte", ha tratado de explicar.

Para Samper, "el arte de los toros es un homenaje al hombre, a las virtudes del ser humano, a la valentía, gallardía que son cuestiones que están retratadas en el teatro, cine y en la pintura". Sus palabras no han terminado de convencer a los capitalinos.