POLÉMICA POR LOS SUELDOS PARLAMENTARIOS EN ITALIA

Diputados a la italiana

Los parlamentarios del país transalpino ganan mucho más que sus colegas europeos. Un taquígrafo del Senado cobra como el Rey

ROSSEND DOMÈNECH
ROMA

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Si lo que cuenta es el importe final de lo que entra en el bolsillo, un diputado italiano vive como un rey. Si es francés o alemán, las pasa como un príncipe, y si el diputado es español, resulta el más pobre. En cifras, el italiano se lleva globalmente 18.776,30 euros brutos al mes, el francés 13.928,20, el alemán 12.625,40 y el español 4.637,80.

Muchas de Sus Señorías protestan, aduciendo que estas cantidades deberían ser divididas, razonadas y repartidas, de manera que quede claro que a finales de mes sacan solo unos 5.000 euros netos. Cuando un italiano dice aquello de «¡Un momento! Hay que analizar la cuestión», si su interlocutor le da cancha está perdido. Por esto las redes sociales del país no les dejan hablar. Hasta el punto de que ayer al católico Rocco Buttiglione, vicepresidente del Congreso, se le fue el santo al cielo y dijo: «No es este el momento en que los parlamentarios puedan defender sus privilegios y ni siquiera sus derechos».

En verano, cuando el Gobierno de Berlusconi aprobó tres planes de ajuste en tres meses consecutivos, los parlamentarios echaron un suspiro de alivio, porque el Ejecutivo no se metió con ellos. La prensa y la calle reaccionaron y salieron titulares como Los diputados se resisten y La casta no sufre la crisis, y en las redes sociales arrasó la reproducción del menú del Senado, donde por 6,7 euros se podía almorzar decentemente. Los presidentes del Congreso y del Senado anunciaron que, para ser justos, pondrían en pie una comisión que estudiase los posibles recortes. Fue otro suspiro de alivio, porque las comisiones suelen tomar mucho tiempo para sus estudios. Sin embargo, puntual como un AVE japonés, la comisión entregó su regalo el 31 de diciembre.

El organismo, presidido por Enrico Giovannini, que dirige el Instituto Nacional de Estadística (ISTAT), ha elaborado unas tablas comparativas entre siete países de la eurozona. Llevan los sueldos, dietas, transportes, gastos de representación y otras menudencias. Los ingresos totales de los diputados italianos ascienden a casi 19.000 euros mensuales. La comisión explica en 37 páginas que no ha conseguido sacar un promedio de los sueldos en la eurozona, porque la composición del salario y de las primas es distinta en cada país.

Un diputado de Roma puede contar entre sus ingresos, por ejemplo, con 3.690 euros mensuales para gastos de representación y colaboradores, mientras que su colega francés recibe 6.412. «Los franceses cobran más», replican satisfechos en Roma. Sin embargo, hay truco: los colaboradores y gastos de representación del francés son pagados directamente a los interesados, mientras que en Roma el dinero lo recibe el diputado que, no teniendo que justificarlo, puede no tener colaboradores y quedárselo. Más aún, desgravar el importe en la declaración de la renta.

Transportes gratis

Lo mismo sucede con los transportes. Si a un diputado de las Cortes le dan 0,25 euros por kilómetro y 250 euros mensuales por taxis, un italiano está autorizado a viajar gratis por tierra, mar y aire. Su colega alemán puede usar solo coches oficiales y únicamente en Berlín, mientras que el francés puede permitirse un taxi aunque debe presentar el recibo. Los austeros calvinistas y reformados holandeses pueden viajar en coche propio o taxi solo si en su trayecto no pasa un transporte público, porque, de haberlo, reciben solo 0,09 euros por kilómetro.

Sergio Rizzo y Gian Antonio Stella, autores del superventas La Casta, se preguntaban ayer desde las páginas del Corriere della Sera: «¿Cómo puede sostenerse un sistema en el que un taquígrafo (parlamentario) llega a ganar lo que el Rey de España?». La cuestión llevaría a los sueldos y primas de la máxima retribución de un taquígrafo del Senado, cercana a los 290.000 euros brutos anuales, y a las pensiones de Sus Señorías. Pero esto no formaba parte del estudio de la comisión.