POLÉMICA EN URUGUAY

¿Qué hacer con un águila nazi de cuatro toneladas?

El Estado uruguayo debe decidir el destino de una reliquia que dejó un acorazado de Hitler al hundirse en sus aguas

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ABEL GILBERT / BUENOS AIRES

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“Nunca lo vi como un héroe. Nadie en mi familia habló de heroicidad”. A los 77 años, Inge Nedden mantiene con sobrio orgullo el recuerdo de un padre que apenas conoció. Ella tenía dos años cuando el capitán Hans Langsdorff se visitó con su uniforme de gala en un hotel de la ciudad de Buenos Aires y, en la más absoluta soledad,  luego de envolverse con la bandera de guerra del <strong>Admiral Graf Spee</strong>, el acorazado insignia del<strong> Tercer Reich</strong> que comandaba, decidió quitarse la vida con un disparo.

Needen acaba de visitar la capital argentina y la uruguaya, Montevideo, 75 años después de que las aguas del Río de la Plata se convirtieran en parte del teatro de operaciones de la II Guerra Mundial.  El 13 de diciembre de 1939, los cruceros británicos Exeter y Ajax, y el neozelandés Achilles, se enfrentaron cerca de la costa uruguaya con el Graf Spee. Pocas horas más tarde, Langsdorff supo que su suerte estaba echada. El 18 de diciembre desembarcó en Montevideo. Luego, ordenó que el acorazado volara en pedazos. Más tarde, cruzó furtivamente de orillas y se suicidó en Buenos Aires.

EN EL FONDO DEL RÍO

Los restos del Graf Spee quedaron en el fondo de ese río marrón. Parte de ellos fueron sacados de esas profundidades. El águila de bronce de cuatro toneladas de peso y dos metros de altura que sostiene la esvástica Nazi irrumpe en el presente como un tenue eco de aquella batalla de la que Needen no ha dejado de hablar por estas horas.

La hija del capitán Langsdorff estuvo en Montevideo cuando sigue reverberando una decisión judicial que atañe a aquella imagen de bronce. El Máximo Tribunal uruguayo ha resuelto que el águila en cuestión, rescatada años atrás por un grupo privado, le pertenece al Estado. El Gobierno de José Mujica ya termina su mandato y será seguramente su sucesor, Tabaré Vázquez, también del Frente Amplio (FA, izquierdas) el que decida si ese símbolo será subastado o expuesto en un museo.

PREOCUPACIÓN ALEMANA

Lo que ya se sabe es que, si se vende, el 50% del dinero irá a los bolsillos de los que sacaron al águila del río. “Si el Estado no quiere venderla, que compre la parte correspondiente a los privados, pero en un cajón no beneficia a nadie", le dijo a la BBC Alfredo Etchegaray, quien junto a su hermano Felipe trajo a tierra el símbolo del intimidante Graf Spee. El águila, que es custodiada por la Armada uruguaya, tendría, según esa institución,  un valor de subaste de unos 12 millones de euros.

¿Habrá querido verla Inge Nedden durante su estancia montevideana? La prensa uruguaya no ha hecho mención al respecto. El águila llegó a ser exhibida en el 2006 en un hotel de esa ciudad y fue retirada después de una petición de la embajada alemana. El Gobierno de Angela Merkel ha expresado a su vez el temor de que el objeto pase a manos privadas. "Nuestro deseo es evitar que los restos, sobre todo los símbolos nazis, lleguen al comercio con los emblemas militares. Es la única forma de hacerlo para evitar que se enaltezca el ideario nazi", dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Guido Westerwelle, durante una visita a la capital de Uruguay, cuatro años atrás.

Nedden no es el único nombre que todavía puede asociarse al Graf Spee. En Argentina, donde se radicó la mayoría de la tripulación, quedan  dos sobrevivientes, de 94 y 96 años. El otro reside en el balneario uruguayo de Punta del Este, y tiene 97 años. Por lo general se los ha visto como una incómoda rémora nostálgica del nazismo. La hija del capitán participó de una ceremonia en el cementerio Alemán de la ciudad de Buenos Aires, donde descansa su padre. Primero se escuchó, como una letanía, el sonido de un clarín. De inmediato, 'Yo tenía un camarada', una canción tradicional alemana que habla de la guerra.