TENSIÓN SOCIAL EN UN PAÍS CARIBEÑO

Desalojo de altura

El Gobierno venezolano inicia la expulsión de Torre de David, ocupada hace años por mil familias y convertida en una gran favela Un grupo financiero chino está interesado en el rascacielos

A medias 8 Imagen de la inacabada Torre de David, que ha dado cobijo a un millar de familias en los últimos años.

A medias 8 Imagen de la inacabada Torre de David, que ha dado cobijo a un millar de familias en los últimos años.

ÁNGEL BERMÚDEZ
CARACAS

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Iba a ser el orgulloso emblema de una Venezuela moderna, con una economía abierta al mundo, pero ha terminado convertida en un símbolo hiriente de la realidad venezolana: un país petrolero que permitió convertir un rascacielos de 45 pisos en una favela vertical habitada por miles de personas. Ahora, de la noche a la mañana y sin explicación oficial alguna, vuelve a cambiar su destino.

El Gobierno del presidente Nicolás Maduro ha ordenado el desalojo de las 1.156 familias que habitan la Torre de David, como se conoce al inconcluso centro financiero Confinanzas, que estaba llamado a ser el tercer edificio más alto de Venezuela y el octavo de América Latina.

El edificio lleva el nombre de su promotor: David Brillembourg. Coronada por un helipuerto, la obra comenzó a levantarse en 1990 y quedó paralizada en 1994 -un año después de la muerte de Brillembourg- cuando una crisis financiera arrasó el sistema bancario venezolano. La estructura, ejecutada en el 60%, pasó a manos del Estado y quedó abandonada hasta el 17 de octubre de 2007, cuando comenzó a ser ocupada ante la mirada complaciente del Gobierno del presidente Hugo Chávez.

La ocupación tuvo un efecto devastador sobre la zona, según Carlos Pinto, coordinador de seguridad de la sede de la Cruz Roja, ubicada frente el edificio. «El índice delictivo subió desde la invasión y los robos en la vía pública se hicieron constantes. Se instauró una suerte de toque de queda pues la gente intentaba no caminar por la acera frente a la torre a partir de las 6 de la tarde», cuenta.

Disparos y tiroteos

Pinto afirma que era frecuente escuchar disparos y que algunas veces, incluso, había tiroteos entre personas que se guarecían en la torre y policías. Una de esas ocasiones fue el año pasado, cuando las autoridades buscaban a los secuestradores de un diplomático de Costa Rica.

«También hay mucha gente buena», advierte la encargada de un comercio de la zona, que prefiere no dar su nombre. «Muchas personas trabajadoras que viven ahí venían a comprar las mochilas de sus hijos. Allí hay muchos evangélicos y esa gente no se mete con nadie», dice. Fue el pastor evangélico Alexander Daza, un expresidiario converso, quien durante años dirigió la torre, desarrolló una comunidad e impuso unas reglas muy estrictas.

Poco a poco, los espacios inconclusos fueron convertidos en apartamentos construidos y vendidos por los propios inquilinos, pero también en comercios, tiendas de alimentación, peluquerías, cibercafés y guarderías. La torre ofrecía la posibilidad de satisfacer muchas de las necesidades básicas.

Pese a ello, permanecían los problemas de una estructura incompleta no diseñada con fines residenciales. A la falta de salubridad, causadas por un sistema de tuberías no terminado; o de movilidad, por la falta de ascensores; se sumaba el riesgo de muerte accidental por la falta de paredes exteriores de muchos de los espacios.

Sin embargo, según la prensa venezolana, la decisión de desalojar la Torre de David responde a una negociación con un grupo financiero chino interesado en convertir el edificio en su sede de operaciones en Caracas, donde Pekín tiene cada vez más intereses.

De ser cierto, explicaría porqué el ministro para la Transformación de la Gran Caracas, Ernesto Villegas, se ha hecho cargo del desalojo, luego de que en mayo dijera a los vecinos: «Gracias a Dios, gracias al pueblo y gracias a Chávez en Venezuela no hay un Gobierno que se arrodille ante los bancos (...) si eso fuese así (...) aquí vendría un Gobierno represivo que los sacaría a ustedes de este lugar para entregarlo al sector financiero para que hicieran sus negocios».