FIGURA MISTERIOSA DEL YIHADISMO

La dama de Al Qaeda

El Estado Islámico quiere recuperar a toda costa a una científica paquistaní, encarcelada en EEUU, e intentó utilizarla en un canje por el periodista James Foley

Aafia Siddiqui.

Aafia Siddiqui.

RICARDO MIR DE FRANCIA
WASHINGTON

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Durante algunos años fue «la mujer más buscada del mundo», una neurocientífica paquistaní educada en las mejores universidades de EEUU que desapareció en el 2003 misteriosamente junto a sus tres hijos. Washington la buscaba por sus presuntos vínculos con Al Qaeda y, cuando finalmente la encontró en Afganistán, la acusó de llevar encima unas notas con planes detallados para atentar contra símbolos estadounidenses como el Empire State y la Estatua de la Libertad. La doctora Aafia Siddiqui acabó siendo condenada en el 2010 a 86 años. No por aquella conspiración, sino por tramar el asesinato del personal estadounidense en Afganistán.

Su nombre nunca se olvidó. Varias manifestaciones en Pakistán y una campaña internacional han pedido desde entonces su liberación. La consideran una víctima de los abusos y mentiras de la guerra contra el terror. Pero han sido otras reivindicaciones las que han hecho que su nombre vuelva a recobrar actualidad. Los yihadistas del Estado Islámicos están dispuestos a recuperarla a toda costa. Primero, trataron de canjearla por el periodista James Foley, decapitado a la postre. Y, más recientemente, apareció en las demandas por una cooperante estadounidense secuestrada en Siria hace un año. No son los únicos radicales obsesionados con la Mata Hari de Al Qaeda o, simplemente, la dama de Al Qaeda, algunos de los apelativos con los que ha sido bautizada. También los talibanes quisieron incluirla en el canje por el sargento Bowe Berghdal.

Claroscuros

Su historia está llena de claroscuros. Criada en una familia pudiente de Lahore y cercana al dictador Zia ul-Haq, Siddiqui fue una niña brillante y precoz, y en los años 90 se trasladó con su hermano a estudiar en EEUU. Pasó por el Instituto Tecnológico de Massachusets y acabó graduándose en Brandeis en neurociencia.

Pero los atentados del 11-S la marcaron profundamente. Decidió volver a Pakistán, donde se divorció de su marido, un médico paquistaní que aparentemente la maltrataba. Aunque su familia lo niega, EEUU cree que se volvió a casar con el sobrino de Khalid Sheik Mohammed, uno de los cerebros del 11-S. Y fue entonces cuando teóricamente desapareció. Washington la incluyó en su lista de los más buscados, pero sus abogados sostienen que fue capturada por los militares de EEUU y encarcelada y torturada en la base afgana de Bagram.

Así hasta el 2008, cuando fue detenida por las fuerzas de seguridad afganas junto a uno de sus hijos. Los acusaban de ser terroristas suicidas y los entregaron al FBI.