ELECCIONES EN UN PAÍS LATINOAMERICANO

«¿Cuánto vale mi voto?»

TONI CANO
MÉXICO

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El candidato desciende en helicóptero en un pueblo de la Sierra Madre catalogado por la ONU como pobre de solemnidad. Bajo la manga lleva un reloj de unos 800 euros; al menos, no suena su móvil, de unos 1.500. El mitin es ante mujeres, porque los hombres se fueron«al norte»en busca de trabajo. El candidato promete«apoyar el exterminio de la alta marginación»y resalta el «potencial de la región»,mientras echa un vistazo al terreno abrupto. También sugiere«traer trituradoras de piedra para producir grava».Y se va,«como un ángel»,como dice la única indígena que no queda atemorizada.

Aunque no todos de igual forma, miles de candidatos se mueven por México en busca del voto para alguno de los 2.127 cargos que se elegirán en las elecciones del 1 de julio. Presidente, congresistas, gobernadores, alcaldes, diputados regionales. Sus caras y nombres están en vallas, camisetas, gorras, tazas de café o en los 20.000 anuncios que atiborran cada día la radio y la televisión. Al menos una cuarta parte de los 77 millones de electores se declaran«indecisos».

Los candidatos tratan de convencerlos. Los caciques locales ofrecen un bocata infecto y un refresco para llevar a la gente en camiones a los mítines,«acarrear»,se dice aquí. Otros son invitados a barbacoas o alguna«fiesta con música grupera, chile relleno, un par de cervezas y tu póster del candidato»,cuenta otro elector. Muchas movilizaciones, comidas y fiestas son aportación de los simpatizantes de los partidos. Pero México se gasta casi 1.000 millones de euros en estas elecciones.

Desconfianza

Para revertir la desconfianza electoral generada por años de autoritarismo y corruptelas, el Instituto Federal Electoral (IFE) cuenta con ese presupuesto de 16.000 millones de pesos. Los partidos se llevan 5.300 millones de pesos, unos 300 millones de euros, para sus campañas.

La democracia resulta carísima en México si además tenemos en cuenta que aquí hay elecciones generales y de mitad de sexenio, elecciones federales, estatales, con sus gobernadores y parlamentos, municipales e incluso comunitarias. Cada año hay alguna elección. Son muchos los que opinan que«esos presupuestos deberían destinarse a salud y educación».Otros resaltan que es«la corrupción»y el«blindaje anticorrupción»los que encarecen los procesos electorales.

«¿Cuánto cuesta mi voto?»,se preguntan los mexicanos. Según las Fundaciones Internacionales Electorales para Sistemas (IFES, por sus siglas en inglés), cada sufragio cuesta 17,24 dólares (13 euros), 18 veces más que el promedio del resto del continente americano.«Eso es porque en México el erario subsidia a los partidos»,señala Horacio Boneo, experto de ese organismo internacional.

Otros estudios llegan a duplicar ese coste del voto. El diputado Adán Ignacio afirma que«cada voto de la anterior elección presidencial, en el 2006, costó a los mexicanos 35 dólares (26,5 euros)».Pero prevalecen las razones para«no malbaratar la democracia».Algunos, como el analista Víctor Espinoza, aseguran que«son un filtro para el narcotráfico»,quizá sin considerar que este maneja más dinero que el turismo, el petróleo y las transferencias exteriores, las grandes fuentes de ingreso del país.

El catedrático Javier Santiago, que presidió el Instituto Electoral de la capital mexicana, resalta que al IFE se le debe una transición democrática pacífica, una más equitativa competencia electoral, así como estabilidad política y gobernabilidad a las que no se les puede poner precio. Y añade:«Tan solo hay que preguntarse cuál es el coste del autoritarismo o de una revuelta social».