LA LUCHA ANTITERRORISTA

Una estrategia cuestionada

Críticas y dudas internas y externas rodean el plan de Obama para combatir al yihadismo

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En septiembre, días antes de presentar su plan contra el Estado Islámico (EI), Barack Obama se movió entre dos objetivos: el muy contundente «degradar y destruir» y el mucho menos radical de dejar al grupo reducido a «un problema manejable», una falta de definición que levantó ampollas. Nada comparable a las dudas y críticas que desde entonces ha planteado una estrategia que sigue indefinida.

El presidente de EEUU ha reiterado que no va a desplegar tropas de tierra en misiones de combate para apoyar los ataques áereos en Irak y recientemente insistió en que para que cambiara de opinión tendrían que darse «circunstancias extremas», como que el EI se hiciera con una bomba nuclear. Ese despliegue de fuerzas de Operaciones Especiales, no obstante, esta «ciertamente siendo considerado» en los más altos estamentos militares según decía hace dos semanas el general Martin Dempsey, al frente de la Junta de Jefes del Estado Mayor.

RESISTENCIA IDEOLÓGICA

La determinación de Obama para algunos es cerrazón, se le acusa de abocar la campaña al fracaso por «resistencia ideológica» (según escribió 'The Washington Post') y antiguos colaboradores alertan de que corre el riesgo de alienar a sus militares. «Cuando les niegas las autoridades que requieren para lograr su objetivo les dejas gran sensación de frustración», ha dicho Robert Gates, su primer secretario de Defensa.

Las dudas y críticas son más. Se considera fallida e insostenible la idea aplicada de actuar en «Irak primero», que se realizó pensando en darse tiempo para seleccionar, entrenar y armar a moderados sirios, una fuerza de oposición que ni siquiera salía de los grupos que apoyaba Estados Unidos.

RÉGIMEN SIRIO

Sobre todo, no obstante, para socios como Turquía Catar, Obama ha errado al centrarse exclusivamente en el EI, descuidando la amenaza del régimen de Bashar el Asad. Como le decía a 'Foreign Policy' Andrew Tabler, del Washington Institute, «ese es el gran problema».

Aunque se gane al EI y luego los rebeldes moderados consiguieran imponerse a Asad, «no hay estrategia sobre qué llegará después de Asad. Y no es seguro que la vaya a haber en un tiempo».