ESTRAGOS CLIMÁTICOS
La costa este de EEUU trata de volver a la normalidad tras la histórica tormenta de nieve
Idoya Noain
Corresponsal en EEUU
Corresponsal en Estados Unidos desde 2001.
IDOYA NOAIN / NUEVA YORK
La costa este de Estados Unidos ha empezado este domingo el monumental esfuerzo de intentar volver a la normalidad tras más de 30 horas de una histórica tormenta de nieve y vientos huracanados. El fenómeno meteorológico que afectó a un área de 1.600 kilómetros donde viven 85 millones de personas ha dejado al menos 18 muertos, acumulaciones de hasta 91 centímetros de nieve en cinco estados (y 107 en West Virginia), inundaciones serias en Nueva Jersey y problemas de suministro eléctrico en varios estados.
Dos grandes urbes como Nueva York y Washington han estado prácticamente paralizadas y decenas de miles de personas se han visto afectadas por las cancelaciones de vuelos y otros transportes.
“Sobrevivimos”, declaraba orgulloso Andrew Cuomo, gobernador del estado de Nueva York, tras levantar el veto al tráfico rodado.
Lo mismo pasó en la ciudad de Nueva York, donde se registró la segunda mayor acumulación de nieve desde 1869 (68 centímetros) y donde muchos desafiaron los ruegos de quedarse en casa. La tarde y noche del sábado, hasta que la nieve dejó de caer sobre las dos de la mañana, pasearon por la urbe teñida y tiñiéndose de blanco, paseando, fotografiándose, jugando y entrando en los bares, restaurantes y ‘delis’ que decidieron no echar el cierre.
Por la mañana, ya bajo un sol radiante, poco a poco han vuelto a reinstaurarse los servicios de transporte público, han reabierto teatros y museos y el mayor esfuerzo se centraba en los servicios de limpieza, tanto públicos como de los propios neoyorquinos, obligados por ley a despejar las aceras frente a sus casas.
MUERTE EN LA TORMENTA
Seis de las personas que murieron durante la tormenta, incluyendo tres hombres de 67, 78 y 80 años en Nueva York, fallecieron por problemas cardíacos mientras trabajaban con la pala. La mayoría de las muertes, no obstante, se produjeron en accidentes de tráfico en Arkansas, Carolina del Norte, Kentucky, Ohio, Tennessee y Virginia, donde dos personas murieron también de hipotermia.
Hubo además una muerte por arma de fuego en Carolina del Norte, donde ha sido arrestado un motorista disparó al buen samaritano que se había parado a ayudarle en la carretera.
Los mayores quebraderos de cabeza quedan para los pasajeros de los más de 3.700 vuelos cancelados el domingo, un número calculado por la compañía especializada Flightaware.com, que eleva a más de 10.000 los suspendidos desde el viernes y a los que se sumarán al menos 615 también cancelados de momento para el lunes. En Nueva York, aunque tanto JFK como La Guardia y Newark estaban abiertos, este domingo se habían cancelado 950 vuelos de salida y 900 de entrada.
Mientras, permanecían cerrados dos de los tres aeropuertos que sirven a la capital, Washington DC, donde no está decidido aún cuándo se reabrirá la red de transporte público. “Aún estamos valorando la situación pero los efectos se sentirán probablemente durante días”, explicaba Dan Stessel, un portavoz de Metro, que anunciaba que cualquier servicio que se restaure el lunes “no será normal”.
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