ANÁLISIS

El 'consenso de Putin' y el miedo al vacío

Rosa Massagué

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¿Tiene miedo Vladimir Putin del magnate Mijail Jodorkovski? ¿Existe una oposición en Rusia capaz de destronar al moderno zar, o puede aglutinarla el oligarca encarcelado? El encono demostrado por el primer ministro para asegurar que el expropietario de la petrolera Yukos siga en una cárcel siberiana parece dar una respuesta afirmativa a las preguntas.

Sin embargo, Putin sigue gozando de un consenso muy amplio, aunque muy heterogéneo, entre la población. Dicho consenso es fruto de 20 años de crisis política que empezó con el derrumbamiento del sistema soviético y de su autoritarismo y siguió con la anarquía que envolvió al experimento democrático en los años 90, los años salvajes en los que prosperaron los oligarcas como el propio Jodorkovski.

En el libro ¿Qué piensa Rusia? el editor y catedrático Vyacheslav Glazychev asegura que el miedo al vacío es probablemente la razón subyacente que explica la naturaleza inquebrantable de la fe en Putin.

Y el secreto de su éxito tiene una doble vertiente, según explica el comentarista político Modest Kolérov en el mismo libro: «Ha logrado, por primera vez en la historia rusa, un consenso nacional que no se basa en esperanzas utópicas, sino en una mayoría institucional estable. En segundo lugar, es el primer líder ruso que representa un consenso tanto social como sobre la seguridad».

Si los ultranacionalistas o los nostálgico-comunistas no tienen futuro, los intentos de crear una oposición seria, con Borís Nemtsov o el ajedrecista Gary Kasparov, no han prosperado. En última instancia, el aparato represor del Gobierno está bien engrasado para asegurar que así sea. En estas circunstancias ¿por qué la saña contra Jodorkovski? Los autócratas aspiran al control absoluto, pero siempre hay algo que no pueden domeñar. La crisis financiera ha puesto al descubierto los defectos estructurales de la economía rusa. El consenso aguanta, pero Putin no debe tenerlo tan claro.