LA CRISIS GRIEGA

Con 30 euros hasta el martes

Manifestación contra la austeridad, en la plaza Syntagma, este lunes.

Manifestación contra la austeridad, en la plaza Syntagma, este lunes.

CLARA PALMA HERMANN / ATENAS

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En el primer día de corralito, en el centro de Atenas, los negocios funcionaban con normalidad. A partir de la tarde, cuando los cajeros eran reabastecidos de efectivo, el límite de retirada por tarjeta de crédito quedaba establecido en 60 euros diarios hasta el próximo martes 7 de julio, cuando está previsto que reabran los bancos. Muchos tenderos bromeaban con sus clientes: «¿Qué, ya has sacado tu dinero?». «Claro, por supuesto, el millón de euros que tenía en la cuenta», respondían estos. Incluso en una oficina de lotería no faltaban los asiduos. «Vendrá menos gente, claro. O quizá entren 100 clientes, pero se jugarán solo medio euro cada uno», reconocía el encargado. «¿Qué quieres? Hasta el martes que viene solo tengo 30 euros», se justificaba un pensionista.

Pero a pesar de las chanzas, la preocupación empaña el ambiente, y no faltan quienes se vuelven con rencor contra el Gobierno. «Cuando se pierde la confianza en un sistema, es lo peor que puede pasar. No sabemos qué ocurrirá mañana», profería este lunes con gravedad Nikos en su pequeña papelería. Teme que sus ya escasos clientes desaparezcan por completo en los próximos días. «No importa que estemos o no en el euro, sin confianza incluso los euros no valen nada», lamenta. Su familia, a la que pertenece el negocio, comparte su escepticismo sobre el referéndum que ha convocado el Gobierno de Tsipras sobre la propuesta de los acreedores. «Todos los políticos son unos mafiosos, todos. ¿Hay un solo país en el que exista democracia?», grita Aléxandros, el hermano menor, con la cara desencajada.

«Es una consulta de mentira, nos llaman a votar una propuesta que ni siquiera existe como tal. Se acuerdan de nosotros después de seis meses de Gobierno», critica Nikos, que no solo considera culpable al Ejecutivo heleno. «Cuando una conversación fracasa, es responsabilidad de los dos interlocutores. Pero en cualquier caso las consecuencias las pagará el pueblo». El librero, de 35 años, aún no ha decidido si acudirá a las urnas el próximo domingo. «Las dos respuestas están equivocadas. Si votamos 'no', nadie sabe qué puede pasar. Si votamos 'sí', quién sabe qué medidas se aplicarán y cómo», justifica.

Desde por la mañana, el Gobierno anunciaba este lunes una serie de medidas de choque para aliviar el impacto del corralito. El jueves a más tardar, 900 sucursales bancarias de todo el país abrirán sus puertas para que los jubilados puedan cobrar sus pensiones, dado que la mayoría de ellos no disponen de tarjeta de crédito. Cada uno podrá retirar un máximo de 240 euros. Además, una comisión especial de urgencia estudiará los casos de transacciones inaplazables que no se puedan realizar con tarjeta de crédito o por 'web banking' -en principio, los medios de pago electrónicos funcionarán con normalidad dentro del país-. Por su parte, la prefectura del Ática, en colaboración con la Secretaría General de Comercio, ha anunciado que llevará a cabo controles en supermercados y gasolineras a lo largo de toda la semana. El propósito, prevenir que haya fenómenos de enriquecimiento ilícito con una subida del precio de estos productos de primera necesidad.

Durante una semana, los atenienses tendrán acceso gratuito al transporte público. «Nos hemos enterado por televisión», explica un empleado del metro en la estación de Omonia, en el corazón de la capital. «La empresa no lo ha hecho público, aunque nos han informado extraoficialmente de que ya es gratis. Las máquinas siguen dispensando billetes, pero en la práctica no habrá controles».

Esta noche, una manifestación contra la austeridad se celebró en la plaza Syntagma. «Estamos aquí en contra del acuerdo. Las medidas que nos exigen empobrecen a la gente, harán que al final desaparezcamos por completo, que no existamos ya. Van en contra de los derechos humanos». Vangelis es uno de los miles de griegos que se manifestaban ayer delante del Parlamento en apoyo del Gobierno de Alexis Tsipras. Todos los presentes lo tenían claro: en el referéndum del próximo domingo votarán 'no' a la propuesta de los acreedores. El corralito vigente desde la madrugada del lunes no les exaspera, y la mayoría de ellos no han acudido a los cajeros en los últimos días. «El control de capitales es una medida necesaria, igual que lo pasaron en Chipre lo pasaremos nosotros. No hay que tener miedo, simplemente debemos permanecer unidos», explica Vangelis, empleado en el sector privado.

PUNTO DE NO RETORNO

No obstante, tras el órdago de Tsipras y la decretación del control de capitales, las relaciones entre Grecia y sus acreedores se acercan cada vez más a un punto de no retorno. En el día de hoy vence el plazo para que Atenas devuelva al Fondo Monetario Internacional los 1.600 millones de euros agrupados a finales de junio -a la par que expira la extensión del contrato de préstamo acordada en febrero-. A lo largo de los últimos días, fuentes del Ministerio de Finanzas apuntaron a que las arcas griegas no estaban en condiciones de realizar la devolución; al cierre de esta edición, la orden de pago seguía sin llegar.

«Por lo menos el Gobierno ha negociado», justifica Vangelis, de 31 años. «Los demás nos tomaron el pelo y vivieron a nuestra costa durante cinco años». También él marcará el próximo domingo la casilla superior --es decir, el 'no'--. «Si sale el 'no', verán que el pueblo griego no quiere esas medidas, y habrá un acuerdo mejor, con un paquete de desarrollo que nos permita tomar aliento. Y si no, saldremos de Europa, no nos importa», remata Vangelis.

El discurso de Tsipras insiste en que será este primer escenario el que se desarrollará a partir del lunes que viene. «Nuestra línea es que el referéndum suponga la continuación de la negociación con más fuerza para nosotros, sin cargar a los más pobres», declaró este lunes en una entrevista televisada en la emisora pública. «Tengo la sensación de que las instituciones están confundidas, ahora su plan es asustar, no quieren el 'no' en el referéndum», afirmó el primer ministro, subrayando que de momento no se les había dado otra opción que llamar a los griegos a rechazar esa propuesta de los acreedores.

«Sí, los bancos están cerrados, no describo una atmósfera idílica», admitió. «Pero los griegos seguirán viviendo y respirando. Sobreviviremos y decidiremos como pueblo soberano», recalcaba Tsipras. Pocas horas antes, el primer ministro mantenía una conversación telefónica con Jean-Claude Juncker, el presidente de la Comisión Europea. Según la prensa local, le insistió una vez más que ejerciera presión para que el Banco Central Europeo (BCE) inyectara liquidez de emergencia al Banco de Grecia y así poder levantar el corralito.