ABUSOS EN ORIENTE PRÓXIMO

La amenaza colona

Los palestinos denuncian una creciente violencia de los habitantes de asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Miles de olivos y cosechas de campesinos árabes son destruidos

ANA ALBA / JERUSALÉN

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El paisaje de Al-Janiya, en Cisjordania, es verde aceituna: hectáreas de bancales con olivos que son el alma de este pueblo y la fuente de vida de sus habitantes. Lo único que rompe la armonía entre el cielo y la tierra aquí son las colonias israelís que invaden un territorio ajeno.

Muchos asentamientos de esta zona cercana a Ramala se levantaron en propiedades privadas confiscadas y encierran terrenos de palestinos que durante años no pudieron acceder a ellos y desde el 2006 lo hacen solo con permiso de Israel. «Me han dejado entrar en mis tierras tres días para recoger las aceitunas. En todo el año no me dan ni un mes de acceso», explica Abás Yusef, un campesino de 70 años de Al-Janiya, cuyos olivos están en la colonia de Talmon.

«Cuando me concedieron el primer permiso y entré en mis tierras, vi una catástrofe: los colonos habían arrancado 400 olivos milenarios y habían construido carreteras entre los árboles», añade Yusef.

Un vecino suyo pudo acceder hace una semana a sus tierras para recoger las aceitunas -es tiempo de recolecta- y se encontró con que los colonos le habían robado dos tercios de la cosecha, que este año se ha retrasado allí «porque había fiestas judías».

Casi la mitad de la tierra palestina cultivada está dedicada a los olivos y el 25% de los ingresos agrícolas palestinos proceden del aceite de oliva, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA). Los olivos son el medio de vida de miles de familias palestinas que sufren violencia de colonos.

Entre el 2006 y el mes pasado, la OCHA registró más de 2.300 ataques de colonos que acabaron con víctimas o graves daños a propiedades. Entre el 2009 y el pasado agosto, al menos 50.000 árboles frutales, la mayoría olivos, fueron destruidos por colonos. «Es necesario proteger a los campesinos de estos ataques, que la violencia no quede impune», afirma el jefe de la OCHA en Palestina, James Rawley.

En la primera quincena de octubre hubo 10 ataques de colonos a palestinos que acabaron con heridos -incluidos tres niños- y daños materiales. Los asaltos quedan casi siempre impunes porque el Ejército y la policía israelís protegen a los colonos.

La violencia colona se ha disparado en zonas agrícolas y urbanas, como Jerusalén este. La semana pasada, las autoridades palestinas denunciaron en una carta a la ONU los ataques de colonos y alertaron de que los atropellos de palestinos por parte de colonos son «una práctica habitual». El último caso se produjo el 19 de octubre: un colono arrolló a dos niñas -de 5 y 8 años- que volvían de la escuela en Cisjordania y mató a una de ellas. Luego huyó.