Una coalición de izquierdas hace caer a Passos Coelho en Portugal

ANTONIO MORENO ACEDO / LISBOA

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Diez días después de tomar posesión, el Gobierno conservador liderado por el primer ministro luso, Pedro Passos Coelho, cayó en el Parlamento. Aunque vencedor de las elecciones legislativas del pasado 4 de octubre en Portugal, perdió la mayoría absoluta con la que contó la pasada legislatura y fue tumbado en su primer paso por el hemiciclo por socialistas, marxistas y comunistas.

Las tres fuerzas llegaron a un acuerdo impensable hasta hace solo unas semanas y aspiran ahora a que el jefe del Estado, el conservador Aníbal Cavaco Silva, encargue al socialista António Costa la formación de un nuevo Ejecutivo que contaría en la Cámara con el apoyo de sus dos compañeros de viaje.

«Ya dijimos y repetimos que nadie contase con el Partido Socialista para apoyar la continuidad de esas políticas de austeridad. Esa es la principal razón para presentar y votar una moción de censura a este programa de Gobierno», argumentó António Costa.

Desde la bancada conservadora advirtieron de los riesgos a nivel económico que en su opinión entraña un Ejecutivo socialista e incidieron en las diferencias ideológicas entre estos y la extrema izquierda.

«Lo que mueve al Partido Socialista hoy no es otra cosa que el apetito por el poder», denunció Passos Coelho. La caída del primer ministro en su primer trámite parlamentario estuvo acompañada de controversia en Portugal, donde no se producía una situación similar desde 1978.

De hecho, frente al Parlamento se manifestaron miles de personas, divididos entre quienes se congregaron para mostrar su apoyo a los conservadores y los que se concentraron en favor de la izquierda y el fin de las medidas de austeridad.

DESTITUCIÓN INMEDIATA

La Constitución lusa no exige votar formalmente el programa del nuevo Gobierno, sino apenas presentarlo, una concesión dirigida a facilitar la estabilidad de un Ejecutivo en minoría.

No obstante, sí permite a los partidos de la oposición hacer uso de la moção de rejeição (moción de rechazo), un instrumento al que solo se puede recurrir durante los primeros días de legislatura.

Su aprobación por la mayoría de la Cámara -socialistas, marxistas y comunistas cuentan con 122 de los 230 diputados- era esperada y supuso la inmediata destitución del Gobierno actual, que continuará en funciones hasta que el presidente luso se pronuncie.

La caída del primer ministro conservador y su equipo hace que el dossier regrese una vez más a las manos de Cavaco Silva, a quien la Constitución otorga amplios poderes en esta materia. Al contrario que en España, en Portugal el sistema no es parlamentarista sino semipresidencialista, y es el jefe del Estado quien debe escoger -atendiendo al resultado de las elecciones- al candidato que forma Gobierno.

HIPÓTESIS VARIAS

Al tomar la decisión de escoger a Passos Coelho como primera opción -ambos pertenecen al mismo partido- pese a no contar con mayoría absoluta, el jefe del Estado asumió un riesgo que acabó por verificarse.

La posibilidad de permitir el ascenso al poder de los socialistas es vista en el país como la más probable, a pesar de las duras críticas vertidas por Cavaco Silva a un acuerdo entre fuerzas de izquierdas.

También podría dejar a los conservadores en funciones hasta la convocatoria de nuevas elecciones, aunque la cita con las urnas se retrasaría como poco hasta junio del 2016 debido a que Portugal afronta comicios presidenciales a principios del próximo año.

Por último, existe la hipótesis de un Gobierno de iniciativa presidencial constituido con independientes de distintas tendencias ideológicas, aunque es considerada como altamente improbable por la mayoría de constitucionalistas lusos.

El acuerdo alcanzado por los socialistas con el Bloque de Izquierda -aliado a nivel europeo con Podemos y Syriza- y el Partido Comunista supone un hito en Portugal, donde ninguna de estas dos últimas fuerzas ha gobernado nunca.

REVOCAR VARIAS PRIVATIZACIONES

Las dos fuerzas se caracterizaron siempre por un perfil marcadamente opositor, extremadamente crítico con las políticas aplicadas en el país luso.

Aunque no se prevé que entren en un futuro Ejecutivo, su compromiso es apoyar la investidura de los socialistas y sentarse a negociar con ellos, año por año, los presupuestos del Estado portugués.

«Se puede pasar la página de la austeridad en la zona euro», proclamó Costa. Entre las medidas pactadas por las fuerzas de izquierda destacan la reposición integral de los recortes salariales aplicados a los funcionarios, un aumento gradual del salario mínimo de los 505 euros hasta los 600 en 2019, actualizar las pensiones y revocar varias privatizaciones.