LA CARRERA A LA CASA BLANCA

Clinton corteja el voto hispano al pedir el fin del embargo a Cuba

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RICARDO MIR DE FRANCIA
WASHINGTON

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La candidata demócrata a la presidencia de EEUUHillary Clinton, reclamó el viernes el fin del embargo comercial a Cuba y defendió con vehemencia la política de la Administración Obama para restablecer las relaciones diplomáticas con la isla caribeña.

En un disurso desde Miami dirigido al electorado hispano, la exsecretaria de Estado estableció un claro contraste con sus rivales republicanos al argumentar que el bloqueo ha fracasado en su objetivo de impulsar los cambios políticos en Cuba para acabar convirtiéndose en el mejor aliado de los hermanos Castro. Las encuestas están de su lado. La mayoría de estadounidenses aboga por poner fin a las sanciones.

Clinton ha ido modificando sus posiciones en la misma medida en que lo ha hecho el electorado. Durante muchos años fue una firme defensora del embargo, como quedó patente durante su primera intentona para alcanzar la presidencia. «Hasta que no haya algún tipo de reconocimiento por parte de quien quiera que mande en el Gobierno cubano de que hay que avanzar hacia la democracia y la libertad, será muy difícil que cambiemos nuestra política», afirmó en 2007 durante un debate en Iowa.

No hay que olvidar que fue su marido, Bill Clinton, quien recrudeció el bloqueo en 1996 con la firma de la ley Helms Burton, que condiciona el fin de las sanciones a la celebración de elecciones libres en Cuba y la liberación de los presos políticos. Pero su alineamiento con la línea dura ha ido difuminándose en los últimos años. Así lo expresó en las memorias de su etapa como secretaria de Estado de Barack Obama, publicadas en 2014. El embargo, escribió en Hard Choices, «no estaba alcanzando sus objetivos y estaba perjudicando a nuestra agenda más amplia en toda América Latina». Y son esas algunas de las ideas que repitió ayer en la Universidad Internacional de Florida. «Os han prometido progresos desde hace 50 años. No podemos seguir esperando a que dé frutos una política fallida».

Inversión sin restricciones

Como ha esgrimido tantas veces Obama, Clinton considera que el contacto directo con la isla y la entrada sin restricciones de la inversión estadounidense es la mejor vía para impulsar el cambio y recobrar la influencia en el devenir de Cuba. «La relación directa no es un regalo a los Castro, sino una amenaza para los Castro». Esas posiciones chocan con las de sus rivales republicanos, incluidos los dos hombres fuertes de Florida, el exgobernador Jeb Bush y el senador de origen cubano, Marco Rubio, que han acusado a la Casa Blanca de prolongar el castrismo. «No podemos volver a la diplomacia de los vaqueros y las amenazas bélicas», afirmó en alusión a los conservadores.

Su discurso tuvo otros guiños para el electorado hispano. Clinton definió a América Latina como «la región más importante para la prosperidad y seguridad a largo plazo» de EEUU. Una declaración de intenciones importante, teniendo en cuenta que Obama ha ninguneado al continente. «EEUU necesita liderar en las Américas. No se engañen, si no lo hacemos nosotros, otros lo harán». Y a esos «otros» les puso nombre: China, un país que ha aprovechado el desinterés de Washington para cimentar a golpe de talonario su influencia en el continente.