Clinton entra con clara ventaja en la recta final de campaña

Hillary Clinton

Hillary Clinton / periodico

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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Hace décadas que los demócratas no ganan en las presidenciales en Tejas pero en esta extraordinaria campaña electoral incluso un estado tan conservador y asociado a los republicanos como el de la estrella solitaria está en juego y con posibilidades reales de inclinarse por Hillary Clinton. El dato es revelador de la situación a 15 días de la cita de los estadounidenses con las urnas: Clinton entra en esta recta final como clara favorita y con una cómoda ventaja en el camino hacia los 270 votos del colegio electoral necesarios para volver al 1600 de Pensilvania Avenue, esta vez por derecho propio y no como primera dama. Mientras a Donald Trump, el candidato que ha revolucionado la política estadounidense, el movimiento conservador y al Partido Republicano, se le acaban prácticamente todas las opciones de ganar.

Aunque Trump se niegue a reconocer públicamente la realidad y este mismo lunes haya asegurado que también las encuestas están "amañadas" por y a favor de Clinton, su jefa de campaña, Kellyanne Conway, admitía el domingo sin rodeos la situación: “Vamos por detrás”. Lo hacía también Karl Rove, el hombre que fue cerebro de las dos ajustadas victorias de George Bush. “Podría pasar pero dudo que en las dos semanas que quedan y con el tipo de campaña que hace vaya a ser capaz de convencer a uno de cada diez votantes”, dijo en Fox.

La ventaja de Clinton es de 6,1 puntos, los que tiene actualmente por encima de Trump en la media de encuestas nacionales que mantiene Real Clear Politics. Pero es más importante aun la ventaja que consolida en estados tradicionalmente bisagra como Pensilvania, que parecen ya irremediablemente inclinados a su favor. De los 14 que ha seguido en este ciclo electoral Real Clear Politics, solo en tres Trump va por delante en los sondeos: Ohio (y por solo 0,7%), Georgia y Iowa. Y el panorama aún se pone más gris para el candidato republicano al abrirse la posibilidad de que feudos conservadores como el mencionado de Tejas o Utah se inclinen por la demócrata.

A POR EL CONGRESO

La situación está transformando la campaña. Clinton está ampliando su mensaje más allá de su propia candidatura y ha puesto esfuerzos (y también fondos) en apoyar a otros candidatos demócratas en carreras al Congreso. Es un empeño en el que está también personalmente implicado como nunca antes el presidente, Barack Obama, al que los demócratas mantuvieron alejado de sus campañas en la últimas legislativas.

La razón de esa esperanza de que se pueda volver a dominar Capitol Hill es obvia: el derrumbe de Trump en las últimas semanas ha puesto también en peligro a muchos republicanos que optan a la elección o la reelección y permite a los demócratas soñar con recuperar en Washington la mayoría en una de las dos Cámaras o incluso en las dos. Por eso también muchos republicanos han profundizado en la brecha abierta ya hace tiempo con Trump y están centrados en intentar mantener el control del Congreso, ofreciendo ese control como única vía para frenar a una presidencia de Clinton que ven ya como inevitable.

El peligro ahora para la favorita y para los demócratas es que la cómoda y aparente ventaja desanime a los votantes y repercuta en la participación. Por eso Clinton, su equipo y sus apoyos estrella se están centrando estos días en animar a los estadounidenses a participar en el voto por correo o en el anticipado, que ya se ha iniciado en algunos lugares trascendentales como Florida o Carolina del Norte. La campaña está también intensificando sus inversiones en anuncios publicitarios y los esfuerzos para ayudar localmente a movilizar votantes.

“Los estados disputados se bautizan así por una razón”, recordaba el domingo Robby Mook, jefe de campaña de Clinton, que aventuraba que algunos de esos territorios "van a ser increíblemente reñidos". Y es un mensaje que también le repetía a The New York Times Mark Kelly, el astronauta casado con la excongresista Gabby Giffords, que fue víctima de un tiroteo, que hace campaña por la regulación de armas y por Clinton: “En las elecciones pasan cosa, los números de las encuestas se pueden mover muy rápido y la gente se puede volver complaciente. No se ha acabado ni de lejos”.