TENSIÓN EN ASIA

China saca pecho y dispara la tensión en el Pacífico

Un guarda costas chino intenta bloquear el paso de un barco filipino en la zona en disputa en una imagen del 2014.

Un guarda costas chino intenta bloquear el paso de un barco filipino en la zona en disputa en una imagen del 2014. / periodico

ADRIÁN FONCILLAS / PEKÍN

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Las cálidas aguas del Mar del Sur de China alcanzan el punto de ebullición después del arbitraje internacional que niega las reclamaciones territoriales de Pekín. Los inflamados editoriales en la prensa oficial, las amenazas de una Zona Defensiva Aérea de Identificación (ADIZ, por sus siglas inglesas) y la escalada militar en la zona apuntan a un verano movido en la región donde China y Estados Unidos dirimen la hegemonía global. Un par de factores permiten cierto optimismo: el compromiso a solucionar los conflictos por medio del diálogo que acompaña las invectivas chinas y la prudente reacción de Filipinas, ganador del pleito.

La Corte de Arbitraje Permanente Internacional aseguró ayer que China carecía de evidencias históricas para apuntalar sus reclamaciones en las islas Spratly y otras zonas del Mar del Sur de China y acusó a Pekín de violar la soberanía nacional filipina y de causar daños irreparables en los arrecifes de coral con el levantamiento de islas artificiales. Pekín niega la jurisdicción al tribunal e ignora su resolución.

El presidente chinoXi Jinping, aprovechó una cumbre chino-europea en Pekín para recordar que la decisión no afectará la soberanía china ni sus intereses marítimos. Donald Tusk, presidente de la Comisión Europea, había pedido a China horas antes que respetara la legalidad y protegiera el orden internacional. Mensajes similares se han escuchado desde países en conflicto con China como Japón y Vietnam.

DISCURSO MÁS BELIGERANTE

El Gobierno ha asegurado que el arbitraje “ha distorsionado los hechos, malinterpretado las leyes y urdido un conjunto de mentiras” en un documento de 14.000 palabras que fue colgado en la agencia oficial Xinhua. Es habitual que Pekín reserve su discurso más beligerante a su prensa.

El 'Diario del Pueblo', órgano oficial de la propaganda, ha calificado al tribunal de “lacayo de fuerzas exteriores”, en una referencia poco sutil a Estados Unidos. El diario 'China Daily' aventura que la “indignante y parcial decisión” hace más probable la confrontación. “Con la actividad militar alcanzando unos niveles sin precedentes en el Mar del Sur de China, no hay garantía de que la escalada verbal no se transforme en algo más”, señala.

La posibilidad del enfrentamiento es recogida también por el ultranacionalista 'Global Times'+, un diario bastante alterado incluso en tiempos de calma. “El pueblo chino apoyará con firmeza a nuestro Gobierno si lanza un contraataque. Confiamos en que nuestras fuerzas militares están bien preparadas. No creemos que los provocadores estén animados a ejercer medidas más allá de declaraciones”.

El viceministro de Exteriores, Liu Zhenmin, ha amenazado con establecer una ADIZ y reclamado el derecho a hacerlo “si la seguridad china está amenazada”. Eso obligaría a los aviones y barcos extranjeros a identificarse y pedir permiso para circular. La experiencia exige cautela.

LUGAR COMPROMETIDO

China ya estableció dos años atrás una ADIZ en el Mar del Este de China cuando los conflictos territoriales por las islas Senkaku (en japonés) o Diaoyu (en mandarín) se agravaron. Japón y Estados Unidos contestaron con el inmediato envío de cazas que ignoraron las instrucciones chinas, lo que dejó en un lugar algo comprometido a Pekín.

Más allá de las hipotéticas medidas y la belicosa verborrea, la evidencia actual es que la escalada militar ya ha empezado. Pekín ha enviado a su base de Hainan un destructor cargado con misiles guiados para que ayude a los tres ya existentes en su patrullaje por la zona.

Un día antes, Estados Unidos había enviado otro destructor también con misiles para sumarse a los dos destinados en los alrededores de las islas Spratly. Los expertos temen que, aunque las dos partes rehúyen el enfrentamiento, cualquier roce pueda derivar en un conflicto serio.