Cazadores de ojos en Tahrir

«Los enfrentamientos comenzaron el pasado 19 de noviembre en la calle de Mohamed Mahmud. Yo llegué a primera línea de batalla al mediodía. Saqué la cámara y disparé dos fotos antes de ver al policía apuntándome. Luego ya no vi nada más». El fotógrafo del periódico egipcio Al Masry Al Youm, Ahmed Abdel Fattah, fue una de las centenares de personas alcanzadas en el ojo por las balas de goma de la policía en el centro de El Cairo.

Hasta ahora, el único agente que ha sido llevado ante los tribunales por disparar a los ojos es el teniente Mahmud Sobhy al Shennawy. Un vídeo en Youtube muestra cómo disparó a los manifestantes. Al final de la cinta, otro oficial le felicita por su buena«puntería». Shennawy fue detenido. Sin embargo, no ha sido hasta esta semana que ha comparecido ante los tribunales por intento de asesinato de al menos cinco manifestantes.

El Centro Egipcio para los Derechos Personales ha denunciado un buen número de casos ante la justicia. Tras escuchar decenas de testimonios, la directora de la Unidad de Crimen y Justicia de esta ONG, Magda Butros, destacó que«es obvio que hay una intención de utilizar las armas para herir en los ojos a quienes participan en las protestas, no puede ser coincidencia que tanta gente haya perdido un ojo».

Declarados inocentes

Butros lamentó que, hasta el momento,«todos los policías acusados de matar, torturar o herir manifestantes han sido declarados inocentes». Pero el hecho de que Shennawy sea tan conocido podría cambiar esta tendencia.

Butros advirtió que el joven oficial«no es el único que disparó a los ojos»y que también es responsable de esta práctica«su oficial superior, que, o bien ordenó que se disparara a los ojos o conocía esta práctica». La abogada recordó que las balas de goma solo pueden tener como blanco las piernas.

Abdel Fattah es uno de los pocos afectados por esta herida que ha conseguido recuperar la visión por completo. Otros no han tenido tanta suerte y han acabado perdiendo la visión del ojo afectado.

«Mi caso es un milagro», afirmó el fotógrafo antes de explicar que el sentimiento de alegría al saber que había recuperado la vista se empañó al enterarse que otros amigos suyos la habían perdido.«Yo podía ver y ellos no. Disparan a los ojos porque nos tienen miedo, no quieren que veamos lo que están haciendo con Egipto».

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