EL DESAFÍO del TERRORISMO INTEGRISTA

La captación de yihadistas alarma a Francia

Identificado un segundo francés en el vídeo difundido por el Estado Islámico

Mickaël dos Santos 22 años residente en la periferia parisina

Mickaël dos Santos 22 años residente en la periferia parisina

EVA CANTÓN / PARÍS

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Su madre le reconoció. Se llama Mickaël dos Santos, tiene 22 años y vivía en Champigny sur Marne, una localidad de la periferia sur de París, hasta que en el otoño del 2013 viajó a Siria para combatir en nombre de la yihad. Dos Santos es, tras Maxime Hauchard, el segundo francés converso que aparece entre los verdugos del Estado Islámico (EI) en el vídeo difundido el pasado domingo mostrando la ejecución colectiva de soldados sirios y del cooperante norteamericano Peter Kassig.

Los servicios de inteligencia franceses le tenían localizado desde el 2013. Además, tras haberse radicalizado y bajo el nombre de guerra de Abu Othman, era conocido por su actividad en las redes sociales. Colgaba muchas fotos suyas en Twitter, en general bastante macabras, muy en línea con la ortodoxia propagandística del Estado Islámico.

PROGRESIVA TRANSFORMACIÓN

Aunque los vecinos de la madre le describen como un chico «amable y servicial», según Le Parisien, en su familia no pasó inadvertida su transformación. Fue cambiando su vestimenta occidental por la islámica hasta que un día desapareció. De hecho, fue su propia madre la que denunció la radicalización de su hijo a las autoridades. Además, el nombre de Abu Othman apareció en la investigación que se abrió tras desmantelar la policía una red que enviaba yihadistas a Siria y que tenía ramificaciones en Villiers sur Marne, localidad próxima a la de Dos Santos.

La fiscalía considera que existen «indicios precisos y concordantes» de que Dos Santos forma parte de los ejecutores de los soldados y Kassig, al igual que Hauchard, también de 22 años y natural de Rouen (noroeste de Francia). Hijo de normandos, Hauchard se convirtió al islam y se radicalizó a los 17 años.

El primer ministro francés, Manuel Valls, cifró ayer en más de 1.000 los jóvenes franceses que se han dejado embaucar por la propaganda yihadista y en «casi 50» los que han muerto en Siria. Este fenómeno ha llevado al Gobierno a reforzar su arsenal antiterrorista prohibiendo salir del territorio francés a quienes dan muestras de ser candidatos a la guerra santa. Sin embargo, el debate que se abre ahora es el de la prevención y la reinserción de quienes sobrevivan a la aventura terrorista y regresen a Francia. El alcalde de Val de Marne, Dominique Adenot, hizo en la emisora France Info un llamamiento a las familias pidiéndoles que se movilicen para ayudar a los adolescentes que «creyendo ir en pos de un ideal se meten en una aventura catastrófica».

También el presidente del grupo de estudio sobre las sectas en la Asamblea nacional, George Fenech, reclamó más esfuerzos y propuso usar los mecanismos ya existentes. «Todos los elementos de la deriva sectaria se encuentran en el Estado Islámico: la ruptura escolar, la ruptura familiar, las promesas quiméricas y la influencia mental», recordó.

La misma tesis sostiene en Le Monde Jean-Pierre Filiu, historiador y especialista en el islam contemporáneo. «Es un discurso totalitario que solo puede prender en aquellos que no tienen ninguna cultura musulmana», aseguró.