MUSULMANES EN EUROPA / 4. BÉLGICA

Cantera yihadista

Bélgica es uno de los países de la UE con islamistas más radicalizados

Una mujer francesa de 22 años conversa al islam y residente en Bruselas pasea con burka.

Una mujer francesa de 22 años conversa al islam y residente en Bruselas pasea con burka.

MONTSE MARTÍNEZ / BRUSELAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La principal arteria comercial de la comuna de Molenbeek  en Bruselas, de no ser por las gélidas temperaturas, bien podría semejarse a la de cualquier gran ciudad marroquí. Sumergirse permite constatar la pacífica rutina de sus vecinos, mayoritariamente musulmanes con orígenes en Marruecos. Los más mayores nacieron en el país norteafricano y emigraron en los 60 buscando trabajo en las fábricas de acero pero sus nietos ya han nacido en Bélgica.

Algunos de estos nietos bien podrían ser a los que se refería, precisamente ayer, el vicepresidente primero de la Comisión Europea, Frans Timmermans, al plantear la pregunta del millón: «¿Qué pasa por la mente de los  jóvenes nacidos en Europa para ser reclutados, viajar a Siria Irak, radicalizarse y atacar la sociedad de donde vienen al volver?».

Rakia Khdraui, un hombre marroquí de 38 años que trabaja en Bélgica desde hace dos, vive en la comuna de Molenbeek, considerada cantera yihadista, y tiene una respuesta corta pero contundente a idéntica pregunta: «No pierde nada el que nada tiene o el que siente que no tiene las mismas oportunidades». Como muchos de sus convecinos, Rakia pone el dedo en la llaga de la falta de integración real de la comunidad musulmana en la sociedad belga. En esta comuna mayoritariamente musulmana, el paro juvenil roza el 40%.

El distrito postal de Molenbeek es el 1080. «#Yo soy 1080» -al calor del #Je suis Charlie»-es el hastag que han puesto a circular por las redes sociales los vecinos que luchan contra la estigmatización del barrio. Pero hay una realidad, tan minoritaria como incontestable, que se impuso, tozuda, hace menos de una semana cuando la zona fue tomada por la policía en busca de jóvenes dispuestos a abrazar la yihad y a atentar en suelo belga. Como en Molenbeek, hasta otras 10 operaciones coordinadas se llevaron a cabo por todo el país la noche del 15 de enero.

Bélgica, con un 6% de población     musulmana y un tamaño muy pequeño, es uno de los estados de la UE con una proporción más elevada de islamistas que han viajado a Siria e Irak. Según el Centro Internacional de Estudio de la Radicalización (ICSR, por sus siglas en ingles), Bélgica alberga una treintena de activistas por cada millón de habitantes. Y tiene 11,2 millones. Unos 300 integrantes de un fenómeno del que las autoridades belgas vienen alertando desde hace años.

Evitar el estigma

«Es cierto que algunos jóvenes del barrio han viajado a Siria y luego han regresado», constata la alcaldesa de la comuna de Molenbeek -hay 19 comunas en la en toda la región de Bruselas-, Françoise Schepmans. Pero su esfuerzo es, desde hace años, el mismo: dignificar un barrio azotado por la exclusión social donde la droga y la pequeña delincuencia campan a sus anchas. «Son casos aislados y no se puede criminalizar a todo el barrio», añade para, a renglón seguido, puntualizar que la solución pasa por la «educación» y la «integración».  Françoise Schepmans también confirma que, en alguna ocasión, han sido los padres de estos muchachos los que han ido a su encuentro para pedir ayuda ante la posibilidad de  que sus hijos hubieran sido captados.

Periodistas  de toda Europa busca estos días a la veterana política y, por unas horas, el foco informativo se desplaza desde las instituciones comunitarias hasta  el barrio. Ambas realidades están separadas por siete paradas de metro.

Sharia4Belgium (Sharia para Bélgica), plataforma de yihadismo radical ya desarticulada cuyos principales miembros esperan sentencia, jugó un papel esencial hace tres años en la primera ola de jóvenes belgas captados para ir a luchar a Siria e Irak. En las siguientes remesas, según explicó el coordinador antiterrorista de la UE  Gilles de Kerchove a Le Soir,  fue más determinante el rol de internet y las redes sociales.