INICIATIVA SANITARIA EN ROMA

Cannabis de Estado

Roberta Pinotti, ministra de Defensa, en un encuentro con militares en L'Aquila, el 17 de mayo.

Roberta Pinotti, ministra de Defensa, en un encuentro con militares en L'Aquila, el 17 de mayo.

ROSSEND DOMÈNECH / ROMA

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Unos cuatro euros el gramo, en lugar de 15 euros o poco más. Comprada en Italia y no en Holanda. No se trata de una competencia desleal entre dos países comunitarios, sino de un cambio de óptica del actual Gobierno de Roma frente a la demanda de cannabis para fines terapéuticos. En los próximos días serán los militares quienes realicen la primera y por el momento pequeña cosecha pública, que a mitad de este junio llegará a las farmacias.

El mérito es de muchas personas, pero sobre todo de dos mujeres que el pasado año cortaron por lo sano los debates políticos, las polémicas entre prohibicionistas y antiprohibicionistas, las protestas de los enfermos y las sugerencias de los científicos, firmando los protocolos de producción y venta. Son la ministra de Sanidad, Beatrice Lorenzin, y la de Defensa, Roberta Pinotti.

Italia pone fin de esta manera al calvario de los enfermos de varios tipos de patologías (ictus, cáncer, esclerosis múltiple, degeneraciones neurológicas y otras), para quienes el cannabis proporciona beneficios científicamente confirmados y que hasta ahora debían seguir un largo procedimiento burocrático para ejercer un derecho que las leyes ya les reconocieron en el 2007. El médico de familia tenía que recetarla, una farmacia de hospital debía hacerse cargo de la terapia prescrita, de allí pasar a Sanidad para la autorización, volver a la farmacia, que finalmente podía hacer el pedido a Holanda y a su llegada entregarla al paciente.

Luigi Manconi, presidente de la comisión parlamentaria para los derechos humanos, ha estimado que, en un año (2013), «solo una decena de pacientes lo han conseguido». Manconi fue también el primer político nacional que sugirió que el cannabis se cultivase en una planta química de Florencia, donde el Ejército antes producía fármacos solo para los militares y más recientemente también para uso civil.

OBJETIVO, 1.200 PLANTAS

«El objetivo es llegar a cultivar 1.200 plantas y realizar tres cosechas al año», ha explicado el general Giocondo Santoni, jefe de la unidad farmacéutica militar. Poco tal vez, aunque en un futuro es probable que el mercado se amplíe más allá de Italia, como ya está presionando Coldiretti, asociación nacional de los agricultores por cuenta propia, que incluso prevé la creación de unos 10.000 puestos de trabajo. Se trata de un mercado terapéutico evaluado en los países occidentales en cerca de 1.400 millones de euros, según Coldiretti.

Los soldados han tenido que aprender, mejor aún que ellos, el arte hasta ahora reservado principalmente a los mafiosos de la 'Ndrangheta, la mafia de Calabria, que en los ásperos valles del Aspromonte cultivan más de 80% de la marihuana ilegal que se vende en Italia. La razón es que el cannabis de Estado será considerado un fármaco, por lo que deberá ofrecer, como para cualquier medicina, un equilibrio constante entre peso y principios activos (Thc y Cbd), que en este caso será un valor comprendido entre el 5% y el 6% del total. Se venderá en bolsas transparentes, con las relativas etiquetas sobre el contenido, y obviamente no comprenderá las distintas sustancias con las que se cortan los cannabinoides ilegales de producción industrial, como el amoníaco e incluso la fibra de vidrio o cristales de lana mineral.

LOCALES CERRADOS

El cannabis público para uso medicinal se cultiva en locales cerrados y con parámetros climáticos, de iluminación y adobe constantes. Naturalmente, en el exterior sigue presente la placa que figura en todas las instalaciones militares del país: «Zona militar, vigilancia armada». La experiencia no tiene nada que ver con la reciente legalización (lúdica) de la marihuana en algunos estados de EEUU que, según cifras oficiales, en el 2014 ha hecho disminuir el 24%, respecto al 2011, los tráficos ilegales de cannabis desde México.

La primera idea sobre el posible cultivo estatal de los cannabinoides en Italia fue de Enzo Brogi, consejero de la región de la Toscana, promotor de la primera ley autonómica que pasó la marihuana terapéutica a cargo de la sanidad pública. A partir de aquella iniciativa, otras regiones han seguido el mismo camino. Cuando el pasado año las dos ministras firmaron los protocolos, Brogi lo celebró.