Cameron se planta ante la UE

Contrariado 3David Cameron durante la rueda de prensa que ofreció en Bruselas para  anunciar su postura, antes de que acabara la cumbre.

Contrariado 3David Cameron durante la rueda de prensa que ofreció en Bruselas para anunciar su postura, antes de que acabara la cumbre.

MONTSE MARTÍNEZ / BEGOÑA ARCE

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No quiso esconder su furia. Al contrario, el primer ministro británicoDavid Cameron, no solo la verbalizó, sino que escenificó a la perfección que la última decisión de la Comisión Europea le ha sacado de sus casillas. Bruselas acaba de enviar a Londres una factura de 2.100 millones de euros adicionales tras revisar al alza la aportación que debe hacer al presupuesto europeo del ejercicio 2014 porque la salud de su economía, revisada, arroja mejores resultados que los establecidos inicialmente.

Pero, a juzgar por la contundencia que mostró ayer Cameron en la cumbre europea celebrada en Bruselas, no piensa pagar. En un nuevo encontronazo con sus socios europeos, uno más, el líder británico parece decidido a no dejar que Bruselas le lea la cartilla y menos cuando los euroescépticos del UKIP le pisan los talones en el escenario nacional.

«Es inaceptable», repitió hasta en tres ocasiones el primer ministro británico, que dijo sentirse frustrado por el trato dispensado a una de las economías «que más aporta» a las arcas europeas. «No va a pasar», repitió en Bruselas un primer ministro contundente, casi airado, en referencia al pago que le reclaman antes de diciembre. En lugar de efectuar el desembolso, el líder británico anunció su intención de convocar una reunión de urgencia para abordar el tema. El trato dado por la Comisión, según Cameron, no ayuda a que el Reino Unido permanezca en el seno de la UE, resaltó.

El abultado recibo que se le reclama al Reino Unido es fruto de la revisión del Producto Interior Bruto (PIB) introduciendo una nueva metodología que tiene en cuenta el impacto de actividades como la prostitución y las drogas.

«UN ARMA LETAL»

La revisión al alza no solo ha afectado al Reino Unido aunque nadie a recibido otra factura tan abultada. Holanda deberá añadir 642 millones de euros e Italia, 340. En base a estos cálculos, se le devuelve a Francia (1.100 millones), Alemania (780 millones) y a España (170 millones).

El primer ministro italiano, Matteo Renzi, salió en defensa de Cameron. «No es una cifra, es un arma letal», dijo el primer ministro italiano que habló de «burócratas sin corazón» . En cambio, el presidente francés, François Hollande, afirmó: «Cuando tenemos buenas noticias no hay que decir nada y cuando hay malas hay que respetar los tratados, y el respeto a los tratados no es para los otros, es para todo el mundo».

FUROR EN EL REINO UNIDO

En el Reino Unido, la petición de 2.100 millones de euros adicionales ha desatado auténtico furor en el Reino Unido. La clase política británica en pleno reaccionó indignada ante los cálculos de Bruselas. Varios diputados conservadores se manifestaron en contra de pagar lo que consideran como una factura «ilegal». El ministro de Finanzas Georges Osborne consideró «inaceptable el presentar una petición multimillonaria con un plazo de seis días para pagar». Sus asesores, sin embargo, «sabían desde hace cierto tiempo que la incendiaria petición de Bruselas llegaría», señaló el director de Economía de la BBC Robert Peston, que añadió: «Lo que les ha pillado por sorpresa ha sido la filtración deliberada de la noticia (en la noche del jueves), de los funcionarios de la Unión Europea». El responsable de Finanzas de la oposición laborista tachó de «injusta» la factura, pero se preguntó también cuándo supo Cameron de las exigencias de Bruselas.

La reclamación puede atizar aún más la eurofobia de los electores, en un momento en el que UKIP gana posiciones. Su líder, Nigel Farage, comparó a la UE con «un vampiro sediento». Cameron -dijo- está en posición «desesperada».

El primer ministro ha prometido la celebración de un referéndum para que los británicos decidan si quieren permanecer o marcharse de la UE. Hasta ahora Cameron se ha mostrado partidario de continuar en ella, siempre y cuando se adopte un paquete de reformas, con el que quiere renegociar las relaciones entre el Reino Unido y Bruselas. Las posibilidades, sin embargo, de lograr esa renegociación parecen cada vez improbables.