EL FUTURO DE LOS VEINTIOCHO

Cameron reclama cambios imaginativos para seguir en la UE

Hollande (izquierda) recibe a Cameron a su llegada al Elíseo, este jueves.

Hollande (izquierda) recibe a Cameron a su llegada al Elíseo, este jueves.

EVA CANTÓN / PARIS

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Francia quiere que el Reino Unido se quede en la Unión Europea (UE). Este es el mensaje que este jueves lanzó François Hollande David Cameron tras mantener un encuentro de una hora con el 'premier' británico en el Palacio del Elíseo. Ni uno ni otro entraron en muchos detalles sobre el reto al que se enfrenta la UE cuando se les pida a los británicos votar sobre su permanencia en el club comunitario.

Cameron dejó claro que su prioridad es reformar la UE para hacerla «más competitiva» y responder así a las preocupaciones del pueblo británico. Alegó, además, que el actual statu quo no puede mantenerse y que conviene buscar «soluciones» imaginativas para lograr una mayor «flexibilidad». Y Hollande se limitó a señalar que la Comisión Europea y el Consejo «discutirán» en las próximas semanas las propuestas que haga el líder conservador, que ayer inició una gira de capitales en busca de un eco favorable a sus exigencias de reformar las instituciones comunitarias para evitar que los británicos se decanten por la puerta de salida.

Cameron inició su periplo en Dinamarca Holanda, dos países a priori más receptivos a las tesis de corte liberal que plantea Londres. De hecho, el primer ministro holandés, Mark Rutte, elogió el discurso de la reina Isabel II que formalizó la intención de Londres de lanzar el referéndum sobre la permanencia en la UE. En París, en cambio, no escuchó en Hollande las mismas palabras de aliento, aunque el presidente francés subrayó que corresponderá al pueblo británico decidir sobre su futuro. «Pensamos que a Europa y al Reino Unido les interesa estar juntos, pero les corresponde a ellos decidir de forma soberana», señaló junto a su homólogo en una breve declaración ante la prensa.

«El status quo no es satisfactorio y creo que se pueden hacer cambios que beneficiarían no solo al Reino Unido, sino también al resto de Europa», dijo por su parte el 'premier' británico, quien adelantó que no está en sus planes «obstaculizar» la integración de la zona euro por más que los habitantes del otro lado del canal de la Mancha tengan «prioridades diferentes». Prioridades que, entre otras cosas, apunta hacia la limitación de los derechos sociales de los ciudadanos comunitarios instalados en el Reino Unido con el objetivo de luchar contra lo que Cameron ha llamado «turismo social» o por endurecer la política migratoria.

DERECHO DE VETO

Reformar las instituciones comunitarias para que los Estados miembros recuperen poder y modificar el preámbulo del Tratado de Roma que aboga por una mayor integración europea podrían figurar entre las pretensiones de Londres. Así como dar a los parlamentos nacionales un derecho de veto sobre las nuevas reglas europeas o que las decisiones en el terreno fiscal y monetario no sean cosa exclusiva de Bruselas.

Sin embargo, no parece que vaya a tener el beneplácito de París ni de Berlín, que han hecho frente común para decirle 'no, thanks' a la modificación de los Tratados que Cameron promueve. Más bien al contrario, Hollande y Merkel apuestan por reforzar poco a poco la integración del continente, según un documento enviado el pasado 23 al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, difundido por 'Le Monde'.

PROGRAMA AMBICIOSO

Francia y Alemania apuestan por un programa específico y muy ambicioso para la zona euro a desarrollar en los próximos años en el marco de los actuales tratados: política económica,  convergencia fiscal, económica y social, estabilidad financiera, inversión, gobernanza y Unión monetaria. En las antípodas de los planes de Londres. Un documento preparado con enorme discreción por los asesores respectivos de Hollande y Merkel durante la cumbre de Riga celebrada el pasado 22 de mayo, justo cuando Cameron no descartaba pedir el no en el referéndum si no lograba de sus socios las contrapartidas que buscaba antes de la consulta.

Se diría que París y Berlín no comparten mucho con Londres, y que no parecen estar dispuestos a someterse al calendario de Cameron para forzar cambios en las reglas de juego europeas. En París, antes que Hollande, su ministro de Exteriores, Laurent Fabius, alertó del «riesgo» de la consulta británica dejando al mismo tiempo claro que no se puede aceptar un «desmantelamiento» de la UE, como el que esboza Londres.

Francia es especialmente sensible, además, a la fecha del referéndum, que coincidiría con las presidenciales del 2017. Además, un reciente sondeo indicaba que si se preguntara a los franceses sobre la Constitución europea, el 62% diría que no, siete puntos más de los que rechazaron el texto hace ahora justo 10 años provocando en la UE un cataclismo de considerables dimensiones. Cameron viaja mañana a Alemania antes de una escala en Polonia.