Difícil transición en el país del Nilo

La calle egipcia no cede ante Mursi pese a su oferta de abrir el diálogo

Una multitud se acerca al palacio presidencial tras superar el cordón.

Una multitud se acerca al palacio presidencial tras superar el cordón.

ANA ALBA
JERUSALÉN

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La oposición al presidente egipcio, Mohamed Mursi, rechazó ayer la oferta de diálogo que el mandatario lanzó el jueves por la noche en un discurso televisado y volvió a ocupar la plaza del palacio presidencial en El Cairo, donde confluyeron miles de personas para mostrar su rechazo a Mursi por «haber ignorado» sus reivindicaciones. El Frente de Salvación Nacional, integrado por grupos liberales, laicos, izquierdistas y revolucionarios, pedían a Mursi que anulara el decreto por el que se otorgó a sí mismo poderes casi absolutos y cancelara el referendo sobre la nueva Constitución, previsto para el 15 de diciembre.

El Frente, liderado por el premio Nobel de la Paz, Mohamed el Baradei, el exsecretario general de la Liga Árabe, Amr Musa, y el excandidato presidencial Hamdin Sabahi, indicó que «el diálogo carece de los elementos básicos de una negociación verdadera y seria» y calificó el discurso de Mursi de «decepcionante» por haber defendido sus decisiones, haber criticado a los opositores y no haber reconocido ninguna responsabilidad de los Hermanos Musulmanes en los enfrentamientos del miércoles entre partidarios de Mursi y opositores en el palacio presidencial, en los que murieron seis personas y 700 fueron heridas.

A última hora de la noche, el vicepresidente, Mahmud Meki, dio a entender que el jefe del Estado podría acabar cendiendo a algunas exigencias opositoras y aplazar la consulta constitucional. eso sí, con condiciones: «Que se blinde este aplazamiento de posibles recursos judiciales».

Egipto entró ayer en la tercera semana de crisis con una creciente indignación en las calles de diversas ciudades donde se produjeron protestas. Los anti-Mursi y los pro-Mursi están cada día más enfrentados y unos y otros consideran su lucha como fundamental para el futuro de Egipto. La oposición secular acusa a Mursi y a los islamistas de haberse convertido en dictadores y los islamistas alegan que la oposición intenta derrocar en las calles al Gobierno y al presidente elegidos democráticamente.

BAJA LA ALAMBRADA / Miles de manifestantes anti-Mursi confluyeron ayer ante el palacio presidencial después de que la Guardia Republicana -unidad de élite del Ejército egipcio- retirara la alambrada que cercaba el complejo tras negociar con los manifestantes, procedentes de diversos puntos de El Cairo. «¡Vete, Mursi Mubarak!» y «El pueblo quiere que caiga el régimen», eran algunas de las consignas que gritaban.

El Frente de Salvación Nacional criticó el discurso de Mursi por «haber negado los hechos que vieron millones de personas e Egipto y en todo el mundo (…) que la violencia fue instigada por los Hermanos Musulmanes de los que procede el presidente». «Después de este baño de sangre, no pondremos nuestras manos en las manos de los que mataron a más mártires», subrayó Sabahi. Las protestas de los opositores se extendieron a Alejandría, en la costamediterránea y Luxor, en el sur.

FNERAL ISLAMISTA / Los islamistas, a su vez, mostraron su indignación con la oposición laica en el funeral de dos simpatizantes de Mursi muertos en los incidentes del miércoles. Durante la ceremonia, en la mezquita de Al Azhar, se describió a la oposición como herramientas del antiguo régimen de Hosni Mubarak. Los clérigos que intervinieron prometieron defender una Constitución que lleve la ley islámica a Egipto.

«Egipto es islámico, no es laico y no será liberal», gritaba la multitud en el funeral en las calles que rodean la mezquita. Un clérigo acusó a los opositores de «traidores». Otro dijo que los islamistas no permitirán que Egipto «se convierta en un antro de fumadores de hachís». «Seguiremos adelante aunque nos convirtamos todos en mártires, vengaremos a los muertos o moriremos», dijo Mohamed el Beltagi, de los Hermanos Musulmanes. La multitud respondió coreando «¡Pan, libertad y ley islámica!», emulando el eslogan de los revolucionarios en Tahrir:«Pan, libertad y justicia social».