El 'boom' fantasma de África

Los expertos cargan contra la ONU y niegan su teoría de que el continente multiplicará por 2,4 su población en 35 años

ADRIÀ ROCHA

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África pasará de tener 1.000 millones de habitantes a unos 2.400 en el año 2050, según las Naciones Unidas. Opinión radicalmente opuesta a la del experto en África Ferran Iniesta. "Entre el 1985 y 1995 la ONU decidió que los países del continente perderían entre el 30% y el 40% de la población por culpa del virus del VIH y eso no ha pasado", dice para atacar la credibilidad de la organización. La entidad también estima que Nigeria, con unos 180 millones de habitantes, llegará a los 913 millones en el año 2100. Tampoco está muy de acuerdo la coordinadora del Institut Catalunya Àfrica, Bea Salgado, que argumenta que en un continente tan grande y diverso es imposible censar con exactitud y mejor aún hacer proyecciones a largo plazo: "Lo importante es ver la tendencia actual y ésta se parece mucho a las de Ásia América Latina en la década de los 70. La demografía allí está estabilizada y se espera lo mismo en África".

Iniesta explica que este crecimiento desmesurado es absurdo. "Se ríen de nosotros. Ante un desbordamiento poblacional de este tipo, los africanos, se autorregularán", asegura. Es necesario considerar, como dice Salgado, que el número de hijos por mujer ha bajado. Ahora se sitúa sobre los cinco por madre, mientras que a mediados del siglo XX podía llegar a los ocho. "África sigue con una natalidad alta, pero la mortalidad ha bajado rápidamente. Este es un fenómeno típico: cuando se mejoran las condiciones sanitarias, la tasa de fallecidos por habitante de desploma, mientras que la de nacimientos tiene un descenso más lento", especifica Salgado, que considera, al contrario que la ONU, que ya hemos pasado el punto álgido del bum demográfico.

Entonces, ¿por qué las Naciones Unidas afirman lo que afirman? Por hacer algo, apunta Salgado. "No se puede estudiar la realidad de un continente desde un despacho en Nueva York", considera. Iniestava más allá: "Lo hacen por el catastrofismo característico de las entidades de cooperación internacional. Por poner un ejemplo: si tú quieres recibir ayuda económica, es mejor decir que han muerto tres millones de personas que 30.000. Cuando oigo a una oenegé afirmar que ha habido una matanza de miles de personas, no me lo creo".

Esto no significa que el aumento poblacional que vive el continente no pueda tener ningún efecto. Iniesta explica que el impacto que un rápido crecimiento demográfico puede tener en un conflicto tiene por qué significar el inicio de hostilidades. "En Ruanda, el conflicto entre hutus y tutsis tuvo lugar por motivos históricos, no por la falta de tierras", recuerda el historiador. A esta tesis se suma el investigador sobre resolución de conflictos armados, humanitarismo y miembro de Médicos Sin FronterasAlejandro Pozo. Considera que actualmente las guerras no se deben a la superpoblación, sino que empiezan por pugnas en el poder y discrepancias territoriales. "Nunca ha habido un conflicto que haya empezado únicamente por la escasez de agua; puede ser un factor que influya mucho, pero siempre que empieza una guerra están detras motivos geopolíticos", afirma.

Aún así, no todo son malas noticias para el continente. Según Iniesta, muchos de los emigrados volverán a sus respectivos países con dinero y estudios. "Que la gente joven sea mayoritaria crea dinamismo. Esto permite ser un poco optimista", reflexiona Salgado, que no obstante también ve dificultades en el futuro. "Hay un problema con los recursos. No es que no los haya, sino que están mal repartidos en el mundo. Aún así, África ha vivido siempre en la pobreza y sabrá adaptarse; los africanos son unos supervivientes", remata.