Boko Haram, el otro califato

Manifestación en Abuja, la capital nigeriana, para reclamar al Gobierno que rescate a las niñas secuestradas, el jueves.

Manifestación en Abuja, la capital nigeriana, para reclamar al Gobierno que rescate a las niñas secuestradas, el jueves.

ANTONIO BAQUERO / BARCELONA BEATRIZ MESA / RABAT

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El califato que el Estado Islámico ha proclamado a caballo entre Siria e Irak no es el único. En el corazón de África, en el noreste de Nigeria, el grupo terrorista Boko Haram ha creado otro. Su capital está en Gwoza, una localidad de 270.000 personas en el estado de Borno. Desde ahí, este grupo yihadista, que se hizo mundialmente conocido con el secuestro de 230 niñas de una escuela, está poniendo en jaque al Gobierno nigeriano. En lo que va de año, Boko Haram ha asesinado ya a 3.000 personas, controla entre un 15% y un 20% del territorio de Nigeria y el Ejército del país no parece capaz de frenar su avance. Aunque su plaza fuerte está en Borno, el grupo gana cada vez más terreno en los estados vecinos de Adamawa y Yobe y ha llevado a cabo ya algunos ataques en Camerún, amenazando con un contagio regional del conflicto.

«Gracias a Alá que ha dado la victoria a nuestros hermanos en Gwoza y la ha convertido en parte del califato islámico. No vamos a dejar esta ciudad. Hemos venido para quedarnos», anunció en un vídeo de 52 minutos Abubakar Shekau, el líder del grupo. La grabación, en una clara imitación de la barbarie del Estado islámico, acaba con imágenes de brutales ejecuciones de soldados hechos prisioneros.

FEROZ REPRESIÓN MILITAR

«Al ritmo actual, en unos meses Boko Haram puede controlar una tercera parte de Nigeria», explica a este diario Chris Ngowodo, analista nigeriano, que destaca la evolución del grupo en estos últimos años. «Boko Haram en origen no era más que una pequeña secta de extremista. De ahí se convirtió en una guerrilla. Ahora ha vivido una nueva evolución que lo ha convertido en un movimiento rebelde consolidado y que controla todo un territorio», dice este experto.

Un elemento clave que explica la expansión de Boko Haram es la estrategia llevada a cabo por el Ejército nigeriano. «Los militares han actuado con tanta violencia, han llevado a cabo una represión tan atroz que han hecho que mucha gente de esas zonas, en venganza, haya decidido afiliarse voluntariamente a Boko Haram», sostiene Ngowodo, y añade: «Cada día que pasa Boko Haram es más fuerte, y el Ejército nigeriano, más débil».

«El Sahel y el Sáhara son un territorio sin fronteras donde impera una economía basada en el crimen organizado, las drogas y el tráfico de armas, diamantes y personas; donde grupos rebeldes se entremezclan con traficantes. Boko Haram es la ejemplificación de todo eso», comenta Ngowodo. De hecho, en su origen, este grupo se financió participando en el tráfico de cocaína que llega desde Sudamérica y que cruza África hasta llegar a Europa. Su adhesión a la yihad global, forjando alianzas con Al Qaeda en el Magreb Islámico y con los yihadistas somalís de Asshabab, le sirvió para darse legitimidad religiosa.

MOTOS BOMBA

Al igual que el Estado Islámico ha creado su califato en Siria e Irak borrando las fronteras coloniales, Boko Haram tiene como objetivo que el suyo se extienda por el noreste de Nigeria y cubra territorios de Camerún, Níger Chad. Y eso es algo que se nota sobre el terreno. Actualmente, los yihadistas están en plena ofensiva para capturar Maiduguri, la capital del estado nigeriano de Borno. Por el momento, el Ejército ha conseguido repeler los primeros ataques de los terroristas, que intentaron tomar la ciudad lanzando contra las defensas dos coches y varias motocicletas llenos de explosivos y conducidos por suicidas.

El uso de motocicletas para llevar a cabo atentados ha hecho que ese vehículo haya sido prohibido por las autoridades de Borno. Este es el primer revés que los yihadistas sufren en las últimas semanas, en las que varias ciudades y numerosas aldeas han caído en su poder. La localidad más importante que han conquistado ha sido Bama, aunque más tarde el Ejército se la arrebató.

Como ocurre con el Estado Islámico, cuando estos yihadistas conquistan una localidad las masacres se suceden. Así sucedió en Madagali, donde decenas de cristianos fueron decapitados, mientras que las mujeres son forzadas a convertirse al islam y se las obliga a casarse con los combatientes. Los cristianos son sus principales objetivos y cerca de 300 iglesias han sido incendiadas.

DESPLAZADOS

Esas atrocidades y las del Ejército nigeriano están sumiendo a la población en una catástrofe. Así, la cifra de desplazados internos es ya de 650.000 personas, según la ONU. Otras 70.000 han buscado refugio en los países vecinos, sobre todo en Camerún.