el drama de las fronteras selladas

El bloqueo ha arruinado la franja

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El bloqueo sobre Gaza por tierra, mar y aire empezó en el 2007, cuando Hamás se hizo con el control de la franja e Israel y Egipto cerraron sus fronteras. Israel asegura que pretende evitar que entren armas y se lancen ataques desde Gaza. Egipto alega que no puede abrir la frontera porque eso implicaría reconocer al Gobierno de Hamás.

Hasta junio del 2010, en que Israel y Egipto flexibilizaron algo el bloqueo, estaba prohibida la entrada en Gaza de productos de construcción como cemento, hierro, acero, madera, plásticos -aún totalmente restringidos-, combustible, medicinas y equipamento médico, alimentos -incluida la pasta-, folios, algunos colores, instrumentos musicales, varias clases de coches, lavadoras, vidrios, agujas, colchones y hasta ropa.

Las prohibiciones de material han afectado a los sistemas de canalización de aguas residuales y cerca de 90 millones de litros de estas aguas se lanzan cada día al mar. Los pescadores no pueden faenar más allá de tres millas náuticas y los agricultores no tienen acceso a sus tierras en la zona de seguridad de 500 metros desde la frontera con Israel. Y a 1.500 metros reciben «disparos de advertencia». Muchos se han arruinado al no poder producir ni exportar, ya que Gaza tiene restringidas al máximo las exportaciones. La economía se ha hundido, el paro se ha disparado y la pobreza ha llegado a niveles muy altos.

El bloqueo se burlaba con la entrada de productos por 1.200 túneles excavados entre Gaza y Egipto, que no deja entrar bienes por su frontera. Tras el golpe de Estado en Egipto, el Ejército egipcio destruyó la red de túneles.