Precampaña electoral en el país transalpino

Berlusconi promete ceder el 75% de los impuestos a Lombardía

Silvio Berlulsconi, a su llegada a los estudios de la televisión pública RAI, ayer.

Silvio Berlulsconi, a su llegada a los estudios de la televisión pública RAI, ayer.

IRENE SAVIO
ROMA

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El exprimer ministro italiano Silvio Berlusconi sigue sacando conejos de la chistera para evitar convertirse en un cadáver político. Enterrada la posibilidad de rehabilitarse ante parte de su viejo electorado, ahora ha prometido a la populista y xenófoba Liga Norte que si concurren juntos (y ganan) en las elecciones de febrero, permitirá que el 75% de los impuestos pagados en la rica e industrializada Lombardía se queden en la región. El líder de la Liga, Roberto Maroni, calculó que esa medida ahorrará «20.000 millones al año» a los contribuyentes lombardos.

Ese pacto fiscal, o acuerdo de la Befana (por la bruja que en Italia lleva regalos a los niños el 6 de enero), como ha sido bautizado en el país, es para la Liga un primer paso para que Lombardía y las demás regiones del norte del país puedan gestionar sus tributos sin pasar por Roma. Ello convertiría a Lombardía «en la primera región de Europa» en cinco años, según dijo Maroni, sin aclarar otros puntos oscuros del pacto. Como, por ejemplo, quién será el candidato a primer ministro de la coalición.

Esta dialéctica se apoya en la idea, extendida en el norte del país, de que el sur y su retraso económico y el centro con su burocracia centralizadora y sus impuestos, son un freno para el norte. Este dibujo ha alimentado la teoría de las dos Italias, donde un ciudadano de Lombardía tiene una renta de media de 33.483 euros al año, mientras que en la sureña Calabria es de 16.876 euros. Esa desigualdad se refleja en la mayor contribución al PIB del norte y en más impuestos.

LA BATALLA DEL SENADO / De ahí la arraigada popularidad política de la Liga en el norte del país y la necesidad de Berlusconi de aliarse con esta formación. Además, según los expertos, Berlusconi sabe que es muy difícil ganar y, por eso, la única posibilidad de calado que tiene es la de convertir el Senado en la madre de todas las batallas. Como hizo en el 2006, cuando ganó Romano Prodi.

«El pacto entre PDL y Liga apunta a comprometer la gobernabilidad del país, ya que crece el riesgo de que conservadores y progresistas empaten en el Senado, donde gracias a la ley aprobada en el 2005 por el propio Berlusconi, los escaños se reparten con premio de mayoría sobre base regional» (mientras que en el Congreso el bloque con más votos obtiene el 55%), subrayó ayer a este diario Pietro Grilli da Cortona, politólogo de la Universidad de Roma.