La crisis en Italia

Berlusconi desconcierta

Silvio Berlusconi, en un acto público ayer en Roma.

Silvio Berlusconi, en un acto público ayer en Roma.

J. M. FRAU / BERLÍN
AGENCIAS / ROMA

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Silvio Berlusconi siembra el desconcierto cada vez que abre la boca. El exprimer ministro italiano aseguró ayer que si el actual jefe del Gobierno, Mario Monti, aceptara liderar una corriente de centro derecha en las elecciones generales de febrero del 2013, él estaría dispuesto «a dar un paso atrás» y no presentarse como candidato. Un nuevo enredo.

«Mi paso hacia delante o hacia atrás depende de cómo evolucionen los acontecimientos», manifestó Berlusconi, de 76 años, durante la presentación de un libro de Bruno Vespa, un periodista amigo suyo. Y olvidando las feroces críticas que ha lanzado últimamente contra su sucesor en el Gobierno italiano, Berlusconi señaló que mantiene «una excelente relación con el profesor Monti» y aseguró que sería «una buen elección para el país».

Berlusconi, no obstante, dudó de que Monti acepte convertirse «en un hombre de partido» y quiera galvanizar a los partidos de centro, de derecha y de extrema derecha. Porque Berlusconi precisó que en esa alianza debería caber la Liga del Norte.

Presionado por los periodistas sobre sus verdaderas intenciones, Berlusconi confirmó que en este momento él es el candidato de su partido, el Pueblo de la Libertad (PDL), y explicó que aceptó presentar su candidatura tras haber rechazado esa posibilidad en varias ocasiones. «Berlusconi se encuentra en un estado evidente de confusión mental», afirmó el líder de los centristas, Pier Ferdinando Casini.

DISCURSO ANTIGERMANO/ Nadie cree que Monti recoja ese guante lanzado por Berlusconi. Monti anunció recientemente el fin anticipado de la legislatura después de que el exprimer ministro decidiera presentarse a las próximas elecciones. Este lo hizo con un discurso antigermánico que ayer volvió a exhibir. «Yo estoy en contra de una UE en que coinciden países hegemónicos y no solidarios. Alemania gana a costa de otros estados», afirmó Berlusconi.

No es de extrañar, pues, que su posible regreso a la primera línea sea considerado en Alemania como una catástrofe, «no solo para Italia, sino también para Europa», como precisó el diarioDie Zeit. Ayer mismo, el responsable de Finanzas del Gobierno de Merkel, Wolfgang Schäuble, expresó su firme apoyo a Monti. Afirmó, a su llegada a la reunión extraordinaria de los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea, que «todo el mundo sabe que, bajo el liderazgo de Monti, Italia ha progresado más que con su predecesor», es decir, Berlusconi.

Los desencuentros entre Alemania y Berlusconi vienen de lejos. No solo por aquel comentario soez sobre las dimensiones físicas de Merkel -en una conversación telefónica que quedó grabada dijo que la cancillera tenía «un culo grasiento infollable»-. En octubre del año pasado, durante una de sus últimas actuaciones como primer ministro, tuvo un choque con la cancillera, a la que obligó a emitir un desmentido después de queIl Cavaliereasegurase, en un programa en directo con la RAI, que la jefa del Gobierno alemán le había pedido disculpas por ironizar sobre él en una rueda de prensa con Sarkozy. «Me dijo que no quería menospreciar a Italia», afirmó desde Bruselas. La respuesta del portavoz de Merkel, Stefan Seibert, fue tajante: «La cancillera no se ha disculpado porque no había ningún motivo para hacerlo», aseguró.

CHOQUES/ El martes, después de los ataques antialemanes de Berlusconi, el ministro de Exteriores Guido Weterwelle, se vio obligado a responder con rotundidad: «No aceptaremos que Alemania sea objeto de una campaña electoral populista».

Los ataques de Berlusconi superan el ámbito de Merkel y su Gobierno: el actual presidente del Parlamento Europeo, el socialdemócrata alemán Martin Schulz, fue víctima hace años de sus excesos verbales y, cuando tuvo ocasión, expresó su opinión sobre el hombre que diversos medios califican de «charlatán» y que, concluyen, llevó a Italia a la ruina. Schulz se apropió de una frase de Emma Marcegaglia, que entonces presidía la patronal italiana, para responder a una pregunta sobre el anuncio de dimisión de entonces de Berlusconi: «El mayor obstáculo de la economía de nuestro país es el jefe de Gobierno italiano».

Cuando Berlusconi presidía el Consejo Europeo en el año 2003, relacionó a Schulz con los nazis: «Señor Schulz, yo sé que en Italia se está rodando una película sobre los campos de concentración nazis. Le sugiero que usted haga el papel de capo».

Después de queII Cavaliereanunciara su marcha, Schulz indicó en una entrevista con el semanarioDer Spiegelcon una frase contundente y muy significativa: «Berlusconi sería tal vez el hombre ideal para una ópera cómica. Pero es totalmente inadecuado para presidir el Gobierno italiano». Este mismo semanario le dedicó la portada con una caricatura en la que Berlusconi aparecía como gondolero veneciano y el titular «Ciao bella». Queda por ver si tendrá que dedicarle otra de bienvenida.