El legado permanente de Pinochet
Bachelet lanza proyecto para reformar la Constitución de la dictadura
La presidenta chilena propone una serie de pasos para terminar con el enclave autoritario y retomar así la iniciativa polítca.
“La actual Constitución tuvo su origen en dictadura, no responde a las necesidades de nuestra época ni favorece a la democracia. Ella fue impuesta por unos pocos sobre la mayoría. Por eso nació sin legitimidad y no ha podido ser aceptada como propia por la ciudadanía”. La presidenta de Chile, Michele Bachelet, se tomó más de un año y medio, desde que inició su segundo mandato, para anunciarle al país, en cadena nacional, una hoja de ruta que debe conducir a una nueva Carta Magna.
Todo se realizará de manera muy meditada. Primero se abrirá una etapa de “educación cívica” que se extenderá hasta marzo próximo. Luego se celebrarán diálogos ciudadanos, primero a nivel comunal, después de provincias y regiones. A la par, se requerirá de dos tercios del Congreso para establecer los procedimientos que hagan posible dictar el texto que reemplazaría al que Augusto Pinochet elaboró en 1980 a imagen y semejanza. El Parlamento decidirá finalmente en 2017 el mecanismo para redactar la futura Constitución.
CARÁCTER AUTORITARIO
Bachelet dijo que si bien “es cierto que desde el retorno de la democracia le hemos introducido cambios importantes” a la Carta Magna pinochetista “que han atenuado su carácter autoritario”, aún están vigentes los “mecanismos que obstaculizan el pleno ejercicio de la democracia y que no pueden ser eliminados con nuevos intentos parciales".
Y añadió al respecto: “Chile necesita una mejor Constitución, nacida en democracia y que exprese la voluntad popular, una legítima y respetada por todos, que la convierta en un motor de unidad nacional y eso es lo que consistentemente ha venido demandando la ciudadanía y es uno de los principales compromisos por los que fui elegida”, explicó.
CAÍDA DE POPULARIDAD
Bachelet, cuya popularidad en estos 18 meses se derrumbó y se encuentra en un 28%, apuesta lo que le queda de su capital político con esta iniciativa.
Según el director de la consultora CADEM, Roberto Izikson, a la coalición Nueva Mayoría (socialistas, demócrata cristianos y comunistas) le toca gobernar en medio de “la peor crisis de confianza pública de los últimos 25 años. Son 25 años de construcción de un modelo político, económico y social de un país que hoy está en crisis”.
El descubrimiento de casos de corrupción que afectaron primero a la oposición de derechas y luego al oficialismo, así como el incumplimiento de parte de las promesas electorales explican la insospechada erosión de la popularidad de la jefa de Estado. De acuerdo con el consultor, “Bachelet va a vivir una travesía por el desierto: se va a tener que acostumbrar a gobernar un largo tiempo con niveles de aprobación cercanos a 30%”. La coalición cree sin embargo que la reforma constitucional es una oportunidad para revertir estos pronósticos.
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