Austria envía blindados en la frontera con Italia para frenar a los refugiados

Viena militariza el paso del Brennero con un ojo puesto en las elecciones de octubre

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CARLES PLANAS BOU / BERLÍN

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Austria vuelve a cerrar la puerta a los refugiados. Casi un año y medio después de que Viena anunciase la introducción de controles fronterizos en sus pasos con Hungría, Eslovenia e Italia, este martes las autoridades han confirmado que “muy pronto” se reforzará la seguridad en el paso de Brennero, punto que conecta a los dos países transalpinos, para evitar que el constante goteo de personas en el sur europeo llegue a sus fronteras. Para ello, el Ejecutivo ya ha mandado este fin de semana hasta cuatro vehículos blindados a esta zona y se reserva desplazar al ejército.

Según ha apuntado el ministro de Defensa, Hans Peter Doskozil, habrá hasta 750 soldados disponibles para mantener el control en los pasos fronterizos. En caso de emergencia, Viena podría mandarlos en menos de 72 horas a este paso montañoso que enlaza la comunidad tirolesa austríaca con la italiana. “La asistencia del Ejército austríaco es indispensable si el flujo de llegadas no se disminuye”, ha asegurado, en declaraciones al diario ‘Kronen Zeitung’.

Con este movimiento, Austria volvería a asestar un golpe al espacio Schengen que garantiza el derecha a la libre circulación en el seno de la Unión Europea (UE). El año pasado, Roma ya criticó a su socio asegurando que las medidas de Viena iban en contra de la legislación comunitaria. Esta vez, el ministro de Exteriores Angelino Alfano italiano ha llamado a consultas al embajador austríaco para conocer más detalles del plan de Viena para reforzar la seguridad y bloquear el paso alpino. No sin relación, ya son varios los países de la UE que han violado ese pilar del proyecto en aras de mandar un mensaje de mano dura contra los refugiados a sus ciudadanos. Así,  Alemania, Bulgaria, Hungría, Eslovenia, Francia, España, Dinamarca y Suecia también han implantado controles fronterizos.

GESTO ELECTORALISTA

Las autoridades austríacas han hecho referencia a la “insostenible” situación que vive Italia para intentar legitimar su cierre de las fronteras. En tan solo la última semana, el país de la bota se ha visto desbordado con la llegada de más de 17.000 personas procedentes de África, 80.000 en lo que va de año. El primer ministro italiano, Paolo Gentilionipidió ayuda a sus socios europeos pero por ahora la respuesta austríaca viene acompañada de más vallas. “Tenemos que estar preparados para evitar que se repita la situación del 2015”, ha apuntado Doskozil. Unas palabras que ya hemos visto repetidas esta semana por la cancillera alemana Angela Merkel.

Pero más allá del problema que afronta Italia, el gesto de Viena tiene un claro componente electoral. El pasado 19 de mayo la coalición de gobierno entre socialdemócratas (SPÖ) y democristianos (ÖVP) se vino abajo después de una crisis interna que llevó a los conservadores a salir del ejecutivo y forzar unas elecciones anticipadas para el 15 de octubre. A pesar de que la ultraderecha xenófoba (FPÖ) lideraba las encuestas, el nuevo líder del ÖVP Sebastian Kurz, visto como el Macron austríaco, ha ganado posiciones con una posición contraria a los refugiados. Los socialdemócratas austríacos, mucho más duros en sus políticas migratorias que en el resto del continente, se ven ahora acechados por una pinza conservadora que puede llevar a los radicales al poder por primera vez desde el 2000.

Vistos en su día como los primeros países en responder a la crisis humanitaria y abrir sus puertas a los refugiados, Austria y Alemania se encaminan a una senda mucho más restrictiva.