NOVEDAD EN AMÉRICA DEL SUR

Argentina vota en la tele

La ausencia de Scioli, el candidato favorito de las presidenciales, empaña el primer debate televisado de la historia democrática del país

Críticos 8 Macri (derecha) y Stolbizer, en el debate, el domingo.

Críticos 8 Macri (derecha) y Stolbizer, en el debate, el domingo.

ABEL GILBERT
BUENOS AIRES

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Iba a ser el primer debate presidencial de la historia y todo se realizó con la pompa y circunstancia esperada. Había una amplia audiencia expectante. Pero hubo un imprevisto político: de los seis contendientes, uno, el favorito, Daniel Scioli, decidió ir a escuchar un concierto de rock. Se abrió el telón y no estaba. El peronista disidente Adolfo Rodríguez Saá lo llamó «el ausente». Más misteriosa, la socialdemócrata Margarita Stolbizer dijo percibir «un fantasma detrás del atril». La cámara apuntó hacia el lugar como si buscara una evidencia, pero no había nada, apenas un espacio vacío.

El alcalde de Buenos Aires y segundo en las encuestas, Mauricio Macri, tachó de irresponsable al duelista que falto a la cita. Sergio Massa, un exkirchnerista que pelea por el 20% de los votos, teatralizó la situación y dedicó el tiempo que le correspondía para hacerle una pregunta a Scioli mirando al televidente: cómo el candidato del kirchnerismo de bajas calorías no estaba allí para responderle, se preguntó. Entonces, Massa decidió permanecer medio minuto en silencio, con los ojos inyectados de sangre.

De esta manera transcurrió la noche de un domingo que prometía partir en dos la cultura electoral de este país desde que recuperó las instituciones, en diciembre de 1983. La política ha sido pródiga en conjuras, insultos, difamaciones, estiletes verbales e ironías de toda clase. Pero nunca los principales aspirantes a ejercer el poder Ejecutivo se sentaron frente a frente y de cara a la sociedad para decir qué piensan hacer en caso de ser favorecidos por los votos.

Esa tradición televisiva ha sido inexistente. Hubo un primer intento, en los comicios de 1989, disputados por el peronista Carlos Menem y el radical Eduardo Angeloz, de instalar la cultura de la discusión pública. Angeloz, que iba segundo en las encuestas, le arrojó el guante a su rival, conminándolo a discutir en Tiempo nuevo, el programa político más visto de la televisión argentina de ese momento.

«Estamos esperando alguna comunicación con el doctor Menem; hasta ahora no la tuve», dijo el presentador, Bernardo Neustad. Pasaban los minutos, pero el peronista no daba señales de ir. Ganó Menem sin debatir y, desde entonces, las elecciones se realizaron con sus rituales imperturbables, los actos masivos y el control de los votantes cautivos, pero sin debates.

Hay debates en Brasil y Chile. El intento de institucionalizarlo ahora en Argentina se vio resentido desde un inicio por la reticencia de Scioli. En principio, era de la partida, pero apenas días antes decidió abandonar el barco. Decidió ausentarse convencido de que el electorado que ya sabe qué hacer el 25 de octubre ratificará ese día su preferencia. Macri espera que pague esta ausencia y lo lleve a una segunda vuelta.