TENSIÓN SOCIAL EN AMÉRICA LATINA

Inflación por las nubes

Una voluntaria entrega comida a unos niños en el comedor social de Los Piletones, en Buenos Aires, el pasado día 15.

Una voluntaria entrega comida a unos niños en el comedor social de Los Piletones, en Buenos Aires, el pasado día 15.

ABEL GILBERT / BUENOS AIRES

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El satélite Arsat-1, de entera fabricación argentina, orbita por fin después de haber sido lanzado el pasado jueves por el cohete Ariane 5 desde la base espacial de Kourou, en la Guayana Francesa. «Los sueños se pueden tocar también cuando se está despierto», dijo, metafórica, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. El Arsat-1 es el primer satélite de telecomunicaciones latinoamericano. Fue creado en un país donde, como paradójico contraste, no solo tocan el cielo las aspiraciones de autonomía tecnológica sino los precios: la inflación perfora las nubes y los bolsillos. Se ha disparado tan arriba que, según un benevolente Fondo Monetario Internacional (FMI), se situará en el 2014 en el 21,3% anual. Las consultoras privadas la calculan sin embargo en un 40%. Las estimaciones oficiales son, en cambio, poco creíbles: del 18,2%.

Así está la Argentina cuando faltan 14 meses para que Fernández de Kirchner concluya su segundo mandato: entre las alturas que provocan orgullo y un presente inflacionario que devora los salarios y provoca trastornos sociales. Cada punto que aumenta arroja a la pobreza a miles de familias. Hugo Moyano, el secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), una de las cuatro centrales obreras de este país, aseguró que el coste de la vida ya ha absorbido los aumentos salariales de este año. Moyano reclamó a las patronales un bono de fin de año para compensar la pérdida de la capacidad de compra de los asalariados.

SIN REFERENCIAS

Se han perdido las referencias. El kilo de tomate puede valer 15 pesos en una verdulería y, a dos manzanas, 20 pesos o 12 pesos. Pero la culpa no es solo del tomate sino de una situación que el Gobierno no puede domar y que atribuye, casi exclusivamente, al poder de las empresas formadoras de precios, los especuladores y conspiradores.

La variedad de cifras sobre la inflación es desconcertante. Ahora se calculan también las intuiciones de los consumidores. A ellos les preguntan a cuánto creen que ascienden los precios. La Encuesta de Expectativas de Inflación, confeccionada por el Centro de Investigación en Finanzas de la Escuela de Negocios de la Universidad Torcuato Di Tella, determinó que el coste de la vida de este año será del 39,1%. Y, como si fuera poco, ha aparecido, además, el Índice Barrial de Precios (IBP), realizado por economistas de centroizquierda.

DISPUTA JUDICIAL

«No hay nada más dañino que una alta inflación», dijo el economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, Augusto de la Torre. «Todo sería más fácil para Argentina si tuviera acceso al financiamiento». El Gobierno libra en estos momentos una intensa disputa judicial en un tribunal de Nueva York con fondos especulativos cuya resolución determinará las facilidades del sucesor de Fernández de Kirchner de acceder a créditos externos.

Argentina se introduce periódicamente en el laberinto inflacionario. Todavía se recuerdan los efectos devastadores de la hiperinflación de 1989 que selló la suerte del presidente Raúl Alfonsín. Pero el problema viene de lejos. Ya en 'Mafalda', la entrañable tira cómica creada por Quino en 1964, se daba cuenta de sus efectos. En una de las viñetas, 'Manolito', el hijo del bodeguero de origen español, se queja, el Día de la primavera, de esas subidas incontrolables: «¡Como si la inflación se frenara con margaritas!», afirma, mirando hacia arriba, mientras carga la caja de un producto cuyo valor, ayer como hoy, cambiará con la velocidad de un suspiro.