Antología sexista de Trump

Donald Trump pide disculpas tras hacerse público el vídeo machista.

Donald Trump pide disculpas tras hacerse público el vídeo machista. / JRB/DH

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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Cuando Donald Trump tenía solo 13 años, sus padres lo enviaron a educarse en uno de los internados más estrictos del país, la Academia Militar de Nueva York, una institución privada dedicada a enderezar a los hijos díscolos de la élite a base de la más férrea disciplina militar. En aquella burbuja de testosterona, el hijo del constructor Fred Trump se ganó por primera vez la fama de coleccionista de mujeres hermosas, a las que gustaba exhibir como trofeos de caza paseándolas por el campus. "Eran hermosas, mujeres maravillosas, vestidas con vestidos de Sacks de la Quinta Avenida", recordaba uno de sus compañeros. En el anuario de su último año de instituto, su fotografía aparece junto a una leyenda que él mismo ha cultivado toda su vida: "The Ladie’s Man" o el hombre de las mujeres.  

Las mujeres han sido para Trump una obsesión permanente, material de inagotables conversaciones calenturientas y diana frecuentes de sus exabruptos, casi siempre crueles, soeces y sexistas. Lo que hace que la conversación del vídeo del Washington Post no sea particularmente extraordinaria. "Trump trataba de establecer vínculos con conversaciones de hombres, tanto que resultaba casi molesto", contó uno de sus relaciones públicas refiriéndose a su etapa de presentador de ‘El Aprendiz’. "El hombre habla, habla y habla, de deportes o de mujeres. El grado de conversación sobre sexo y mujeres es infinito". Los oyentes del programa radiofónico de Howard Stern, el hombre que le pedía sus invitadas que le enseñaran los pechos al final de la entrevista, lo saben bien.

Fue allí donde Trump contó cómo se acostaba casi todas las noches con una mujer diferente en los ochenta, en plena explosión del sida, lo que definió como su Vietnam particular. "He tenido mucha suerte respecto a ese mundo. Es un mundo peligroso ahí fuera, como Vietnam. Ese fue mi Vietnam personal. Me siento como un soldado grande y valiente". La guerra de verdad, con sus muertos y su agente naranja, se la saltó, ingeniándoselas para no ir al Ejército. En ese programa también se dedicó a puntuar a las mujeres en función de su físico. "Es muy difícil que una persona que tiene el pecho plano sea un 10". De Kim Kardashian dijo que tiene un "culo muy gordo" y, de Angelina Jolie, que no es particularmente guapa. "No tiene una buena piel, ni una cara demasiado bonita".

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Para haberse vendido toda su vida como un playboy irresistible, Trump tiene un serio problema con las mujeres. No parece haber aprendido nada de los años que dirigió el concurso de Miss América o de sus tres matrimonios, al menos uno de ellos, salpicado de infidelidades. Su maleta sin fondo de comentarios sexistas e insultos misóginos no solo le está alejando de la Casa Blanca, sino que amenaza con destruir su campaña. En las últimas encuestas Hillary Clinton le saca 20 puntos entre las féminas, 25 si se cuenta a las mujeres blancas con estudios universitarios.

Ni siquiera desde que es candidato a la presidencia ha podido contener sus instintos de macho alfa. La hemeroteca ha dejado un reguero de polémicas autodestructivas que empezaron en el primer debate de las primarias republicanas con la moderadora Megyn Kelly. "Usted ha llamado a las mujeres que no le gustan cerdas gordas, perras, gusanas y animales asquerosos", le espetó Kelly. Trump salió como pudo, pero un día después contratacó: "Podías ver que le salía sangre de sus ojos, sangre de su lo que sea", dijo insinuando que estaba menstruando. Poco después sugirió que nadie iba a votar por su rival, Carly Fiorina, porque es demasiado fea. "Mira esa cara. ¿Alguien votará por eso?".

El problema de Trump con las periodistas díscolas es relativamente reciente, si se atiende a unas declaraciones suyas de 1991. "En realidad no importa lo que escriban siempre y cuando tengan un pedazo de culo joven y bonito". Tampoco ha mostrado ningún respeto por la maternidad pese a tener cinco hijos. “Eres una asquerosa”, le dijo hace unos años a una abogada que se excusó durante uno de sus juicios para darle de mamar a su bebé. El magnate ha llegado incluso a hacer bromas incestuosas. “Si Ivanka no fuera mi hija, quizás saldría con ella”, dijo hace unos años.

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La penúltima polémica sexista de esta campaña la libró con la ex Miss Universo venezolana, Alicia Machado, de la que dijo en 1997 que es “una máquina de comer”. En el primer debate presidencial, Clinton le recordó otras de las lindezas que le dedicó en su día, cosas como “Miss Cerdita” o “Miss Ama de Casa”, seguramente por su condición de hispana. Lejos de escurrir el bulto, aquella misma madrugada Trump dio rienda suelta a su orgullo con una diatriba en Twitter, definiendo a Machado como “la peor Miss Universo que ha habido nunca” y pidiendo a sus seguidores que le peguen un ojo a su “vídeo sexual”.