Análisis

Antieuropeos a ambos lados del canal

ROSA MASSAGUÉ

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El salto desde la marginalidad al éxito obtenido por el Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP) en las elecciones locales ¿indica que este partido está ahí para quedarse compitiendo con conservadores, laboristas y liberaldemócratas, o es simplemente un contenedor del voto de protesta?

Si la referencia es el holandés Partido de la Libertad, deGeert Wilders, que en las últimas elecciones se dio un sonado batacazo tras haber participado en la formación de un Gobierno al que dio su apoyo externo, el UKIP podría ser un fenómeno temporal.

Pero si lo comparamos con el italiano Movimiento 5 Estrellas (M5S), deBeppe Grillo, el partido antieuropeo y antiinmigración deNigel Farage está ahí para quedarse un buen rato y para modificar el tradicional sistema de partidos.

La crisis del euro y especialmente el hartazgo con una clase política corrupta en algunos casos y alejada de la realidad de la calle e insensible a los padecimientos de los ciudadanos las más de las veces está alterando la correlación de fuerzas en casi toda Europa.

Y no solo esto. Todos los nuevos partidos que están naciendo al socaire de un malestar generalizado marcan una deriva que no es solo antieuropea. Su ideario está hecho en buena medida de xenofobia y racismo. Ante estos embates primarios, los partidos tradicionales, y no solo los conservadores, se sienten amenazados y acaban adoptando postulados de la ultraderecha. Lo hizoNicolas Sarkozy en Francia asumiendo conceptos del Frente Nacional de la familiaLe Pen. Lo ha hechoDavid Cameronen el Reino Unido y, a tenor de los resultados del jueves, seguirá por este camino.

En una proyección a escala nacional del voto del jueves, el UKIP se situaría en el tercer lugar pisándole los talones al Partido Conservador y dejando a los liberaldemócratas en un humillante cuarto lugar.

La capacidad desestabilizadora de estos partidos populistas puede ser enorme. Hemos visto como el M5E italiano, con casi una tercera parte del voto, ha sido un obstáculo para la formación de Gobierno.

Ni siquiera Alemania, donde su historia ha enseñado los riesgos del populismo, está a salvo del fenómeno antieuropeísta. La recién nacida Alternativa para Alemania centrada en el abandono del euro no entraría en el Bundestag, pero su mera presencia pública puede modificar tanto el programa conservador deAngela Merkelcomo alterar la composición del Parlamento.

El resultado de este auge del populismo es la fragmentación política y la deriva antieuropea y xenófoba. Dentro de un año habrá elecciones europeas y entonces podríamos llevarnos un buen susto.