Alemania se pone de lado de los refugiados

Manifestación, ayer, en Dresde; abajo, el 'Bild': «Nosotros ayudamos», dice.

Manifestación, ayer, en Dresde; abajo, el 'Bild': «Nosotros ayudamos», dice.

CARLES PLANAS BOU / BERLÍN

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En las últimas semanas se han sucedido ataques racistas a refugiados en diferentes ciudades de Alemania. La crisis migratoria en la que vive sumida Europa está dando alas a los grupos de ultraderecha y estos no han tardado en hacerse notar. Pero más allá de estos radicales, que suponen una reducida minoría, los alemanes han abierto sus puertas y están tratando de ayudar a los recién llegados.

Además de los movimientos de base y las organizaciones por los derechos humanos, la prensa germánica ha tenido un papel fundamental. Medios como el tabloide Bild, el diario más leído de Europa, pidieron a sus lectores «ayudar a los refugiados para demostrarles que los xenófobos no gritan en nuestro nombre» y que «Alemania tiene corazón para aquellos que necesitan ayuda». El populista periódico tiene la intención de recaudar fondos para apoyar a los refugiados que han llegado al país.

Otros medios, como el semanario Der Spiegel o el Süddeutsche Zeitung de Múnich, han seguido el mismo camino para tratar de concienciar al público y mostrar la cara más alegre de la sociedad germánica. Por eso, además de informar sobre los actos violentos, también se han centrado en las campañas de solidaridad impulsadas por voluntarios de todo tipo, que aportan su grano de arena con ropa o primeras lecciones de alemán.

En el 2014 Alemania concentró el 40% de todas las peticiones de asilo que llegaron a la Unión Europea. Este año las previsiones se han desbordado y se espera que haya unas 800.000 más hasta finales de año. Aunque la oleada migratoria pueda incrementar la tensión, la ciudadanía está concienciada. «Es estúpido criticar la llegada de los refugiados y aún más que lo hagan aquellos que vivieron la misma experiencia al huir de la Alemania comunista durante el fin de la Guerra Fría», critica el estudiante berlinés Christopher Carus.

ADVERTENCIA A LA ULTRADERECHA

En una demostración de fuerza social contra el racismo, más de 5.000 personas salieron ayer a las calles de Dresde para dar la bienvenida a los refugiados y para protestar contra aquellos que han estado detrás de los ataques xenófobos. Los organizadores de la protesta, el grupo de izquierdas Dresden Nazifrei (Dresde sin nazis), criticaron la actual política de asilo alemana y lanzaron un mensaje contra los políticos que, según ellos, permitieron los ataques racistas.

La capital sajona, situada al este de Alemania y cerca de la frontera con la República Checa, es el feudo del movimiento antiislamista Pegida, que se dio a conocer el pasado enero convocando protestas por todo el país. Por eso, la manifestación de ayer no solo supone un grito de emergencia y solidaridad en favor de los refugiados, sino también una advertencia a los grupos de ultraderecha.

En Heidenau, donde el pasado fin de semana los altercados contra un albergue para refugiados dejaron a 31 policías heridos, otras 400 personas se manifestaron contra la xenofobia. El viernes, Dresden Nazifrei organizaron una fiesta de bienvenida para los inmigrantes alojados en un antiguo almacén de bricolaje con una barbacoa y castillos hinchable para los más pequeños.

Por su parte, el presidente del Parlamento europeoMartin Schulz, defendió el plan de cuotas para acoger refugiados y criticó a los gobiernos europeos que se oponen, a los que catalogó de «cínicos». Lamentó los «evidentes fracasos» de algunos gobiernos de la UE y el hecho de que el Mediterráneo se haya convertido en una «fosa común». «Algunos de los Estados miembro deben poner fin a este juego indigno», añadió.

En la misma línea se expresó el ministro de Economía alemán, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, que advirtió que sin una mayor disposición a acoger a refugiados la integración y el humanitarismo de Europa corren peligro. «Europa no es una comunidad en régimen de participación de ganancias en la que se participa si hay dinero y se desaparece cuando la cosa se pone seria».