El auge del populismo en Europa

Alemania se moviliza contra la islamofobia

Un manifestante con una bandera en la marcha de Pegida, en Berlín, el lunes.

Un manifestante con una bandera en la marcha de Pegida, en Berlín, el lunes.

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El auge del sentimiento islamófobo en Alemania, que este lunes cristalizó en marchas simultáneas en varias ciudades contra la inmigración musulmana, ha sacudido de golpe a la sociedad alemana y ha saltado al primer plano de la agenda política. Tras la nueva manifestación organizada en Dresde (este) por el movimiento Pegida (Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente), y que marcó un nuevo récord de asistencia, las autoridades se han visto obligadas a tomar posiciones. Y junto a ellas, amplios sectores sociales, inquietos por la imagen proyectada de una Alemana xenófoba, pese a la movilización antiracista mayoritaria a escala nacional.

«Alemania es arcoiris, no dejemos que vuelva a ser blanco y negro», exclamó este martes el popular tabloide 'Bild', que publicó en portada y sus dos primeras páginas el grito de 50 personalidades alemanas contra la islamofobia y a favor de un país tolerante y abierto a la inmigración. Los excancilleres Gerhard Schröder Helmut Schmidt encabezaron la lista, en la que destacan siete ministros de los dos partidos del actual Gobierno de coalición (CDU-SPD), junto a representantes de la oposición, actores, deportistas como el exfutbolista Oliver Bierhoff y líderes de la patronal y de los sindicatos.

«Hace 14 años tuvo lugar el 'levantamiento de los decentes' y lo necesitamos ahora de nuevo. Es bueno que los partidos democráticos y las iglesias hayan rechazado de forma clara a Pegida», subrayó Schröder. Su testimonio hacía referencia a la multitudinaria manifestación contra la xenofobia que tuvo lugar en el 2000 en Berlín, tras registrarse diversos ataques antisemitas en el país.

INTOLERANCIA

Schmidt condenó también un movimiento que «apela al odio al otro y a la intolerancia», y dejó claró que «eso no es Alemania», un país que, por su pasado y economía, «no debería rechazar a los refugiados y solicitantes de asilo», añadió. El ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, hombre de confianza de la actual cancillera, Angela Merkel, fue también concluyente: «Alemania necesita inmigrantes y debe tener corazón para acoger a los refugiados en situación de necesidad».

La concentración anti-islam convocada en Dresde, la undécima organizada por Pegida en la capital de Sajonia, reunió a 18.000 personas, el mayor número de asistentes desde que empezaron a realizarse el pasado mes de octubre. Los manifestantes, con banderas alemanas y crucifijos, llevaban pancartas «contra el fanatismo religioso y cualquier tipo de radicalismo», y salieron a la calle desafiando el llamamiento explícito de Merkel, que en su discurso de fin de año había instado a no secundar estas marchas: «No sigan a quienes convocan estas manifestaciones, ya que a menudo sus corazones albergan prejuicios o incluso odio», advirtió la cancillera.

LUCES APAGADAS

Sin embargo, marchas similares convocadas en Berlín y Colonia fueron ampliamente superadas por contramanifestaciones mucho más numerosas. En Colonia, hogar de una nutrida población musulmana, los activistas contrarios a Pegida se multiplicaron por 10. Y en la multiétnica Berlín, 5.000 contramanifestantes sobrepasaron ampliamente a los 400 manifestantes islamófobos, según la policía. Tanto la catedral de Colonia como la Puerta de Brandeburgo apagaron sus luces en protesta por las marchas islamófobas.

«Pegida no solamente daña a nuestro país, sino que da una mala imagen de Alemania en el extranjero», escribió en Twitter el ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier. La patronal también mostró su inquietud. «La opinión que manifestamos contra los extranjeros perjudica a Alemania», manifestó Ingo Kramer, presidente de la Federación de Empresarios.

Pegida, aunque minoritario, ha aprovechado el miedo de algunos sectores ante la inmigración. En Alemania, hoy en día, un 20% de la población tiene origen extranjero, y en el 2012 este país se convirtió en el principal destino de inmigración en Europa, llegando a acoger a 400.000 nuevos inmigrantes, según la OCDE. Curiosamente, el 'land' de Sajonia, 'feudo' de Pegida, solo cuenta con un 2,2% de habitantes de origen foráneo, uno de los porcentajes más bajos de todo el país.