MANO DURA EN BERLÍN

Alemania expulsa por primera vez a 50 refugiados a Afganistán

La polémica ley migratoria de Angela Merkel considera que no tienen derecho al asilo por venir de un "país seguro"

Angela Merkel, en el congreso de la CDU.

Angela Merkel, en el congreso de la CDU. / periodico

CARLES PLANAS BOU / BERLÍN

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Sin un lugar donde ir, como atrapados en un limbo. Así se quedarán los inmigrantes afganos que desde este miércoles Alemania ha empezado a deportar a su país de origen. Según ha avanzado el semanario alemán 'Der Spiegel', Berlín ya ha iniciado la expulsión de hasta 50 personas a las que se les denegó la petición de asilo en un vuelo de Fráncfort a Kabul. De esa manera, el Ejecutivo comandado por la cancillera Angela Merkel pone en marcha el endurecimiento de su propia ley migratoria que pactó con sus socios de Gobierno el pasado enero.

Tras meses presionando para que se empezasen las deportaciones, el ministro del Interior, Thomas de Maizière, podrá ahora reforzar un mensaje a Afganistán de que no todos sus ciudadanos tienen cabida en Alemania y que aquellos a los que no se les conceda el asilo deberán volver a su país. Una vez de vuelta al país asiático, los refugiados 'fallidos' quedarán en manos de las autoridades locales, que decidirán si vuelven a sus zonas de origen dependiendo de si son o no seguras.

A pesar de que gran parte del país sigue mayoritariamente en manos de los talibanes, en enero Alemania reconoció la voluntad de poner a Afganistán en la lista de “países seguros”, para dificultar así la entrada de sus inmigrantes en el país. La inclusión en esa lista de un país que ha estado 40 años en guerra y en el que aún hay graves problemas de seguridad disgustó a varios sectores de la sociedad que habían apoyado a Merkel en su política de puertas abiertas. Pero la intención de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) era no perder fuerza por el flanco derecho, por donde Alternativa por Alemania (AfD) se ha hecho un hueco. Aún así, Berlín insiste en que dentro de Afganistán hay “islas seguras” en las que los expulsados pueden llevar una vida sin peligro.

MÁS MANO DURA

Hasta ahora, Alemania había tolerado que los afganos sin permiso de asilo siguiesen en el país, pero eso se ha terminado. Hasta 150.000 de los 250.000 que llegaron al continente en el 2015 pusieron rumbo al corazón económico europeo. Pero Berlín quiere dejar claro que no todos tienen sitio y en un pleno parlamentario del pasado noviembre incluso sugirió que la deportación podría afectar a 12.500 afganos.

En el 2015 se denegó el asilo al 27% de los afganos, y durante los primeros nueve meses del 2016 ya se ha subido al 46%. El inicio de las deportaciones masivas llega tras casi un año de intensas negociaciones cono el Ejecutivo afgano en las que Kabul pidió, sin resultados, más dinero para hacer frente a esas llegadas, y escenifica el endurecimiento de Berlín sobre políticas migratorias a falta de menos de un año para las elecciones federales. No sin relación, en el congreso general de la CDU del pasado 6 de diciembre Merkel pidió la prohibición pública del burka.

OTROS PAÍSES INCLUIDOS

En enero, después de meses de presión interna de sus socios conservadores de Baviera, Merkel aceptó endurecer un poco más las condiciones para acceder al asilo en Alemania y acordó agilizar la expulsión de aquellos a los que se les deniegue la petición. Las agresiones sexuales masivas que se produjeron en Colonia durante la Nochevieja del año pasado, mayormente protagonizadas por inmigrantes, alimentaron el feroz discurso islamófobo de AfD, la única voz dura contra el islam en el país. Entonces, además de dificultar la reagrupación familiar de refugiados, Berlín limitó la acogida a los sirios y acordó incluir a otros países como Marruecos, Argelia, Túnez y Turquía en la lista de países seguros.

Este 2016, Alemania ha denegado un 50% más de peticiones de asilo que el año pasado. Así, en los primeros seis meses se rechazaron 13.324 solicitudes. Los afganos, con un 25% del total, fueron los más afectados.