Tragedia aérea

Alemania cuestiona la vigencia del secreto médico para los pilotos

AFP
BERLÍN

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Alemania ha empezado a debatir sobre la flexibilización del secreto médico para las profesiones consideradas de riesgo tras las revelaciones y rumores sobre el estado de salud de Andreas Lubitz, el copiloto de 27 años de Germanwings que voluntariamente estrelló su avión contra los Alpes franceses. Según la fiscalía de Düsseldorf, Lubitz estaba enfermo y no debería haber estado en la cabina de la aeronave debido a una baja médica que había mantenido en secreto.

En base a estas informaciones, varios políticos alemanes, como Dirk Fischer, experto en temas de transporte del partido conservador de la cancillera Angela Merkel (CDU), reclamaron que los pilotos, igual que otros oficios sensibles, «consulten solo a médicos designados por sus empresas». Estos profesionales «deberían ser liberados de su obligación del secreto médico en sus comunicaciones con la empresa y las autoridades de aviación civil».

El diputado Thomas Jarzombek, también de la CDU, pidió la creación de una comisión de expertos para estudiar cómo tratar las enfermedades de aquellas personas que, en el desarrollo de su trabajo, puedan comprometer la salud o la vida de otros.

DEBER / Para el diputado socialdemócrata Karl Lauterbach, profesor de medicina, está claro que un médico «tiene el deber de informar a un empleador sobre la incapacidad de un empleado para trabajar» en el caso de que sea responsable de la vida de otros. «Y especialmente en caso de enfermedades mentales y de un riesgo de suicidio potencial», insistió.

Pero la solución no es tan simple, como remarca en un editorial el diario Die Welt, ya que «los pilotos tienen también derecho (...) de mantener un diálogo abierto con un médico, sin temor a que su empleador sea informado».

Las reglas de la Asociación alemana de médicos son claras en esta materia: «Los médicos deben guardar silencio sobre lo que se les ha confiado o lo que llegan a saber en el ejercicio de la medicina». La vulneración de este secreto, que continúa vigente tras la muerte del paciente, se castiga con penas de cárcel y multas.