Alemania aprueba más cámaras de vigilancia tras el ataque en Düsseldorf

La agresión, que causó siete heridos y asustó al país, coincide con la decisión del Parlamento

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CARLES PLANAS BOU / BERLÍN

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Otro ataque en Alemania y otro gesto de mano dura del Gobierno. El jueves por la noche el país volvió a contener la respiración después de que un joven de 36 años, de origen balcánico y con problemas psicológicos hiriese a siete personas con un “arma punzante o cortante” en la estación central de trenes de Düsseldorf, al oeste del país. Pocas horas después, el Parlamento aprobaba facilitar el uso de cámaras de videovigilancia gracias a los votos de la gran coalición formada por democristianos (CDU) y socialdemócratas (SPD).

A pesar de que esta medida responde a un paquete que reforzó la vigilancia en agosto, la coincidencia ilustra el giro a la derecha de Berlín cada vez que hay un ataque. Los atentados en París y Niza han hecho que a cada noticia de una agresión violenta salten las alarmas en Alemania. Desde el pasado julio, cuando el país vivió una serie de hasta cuatro ataques seguidos, algunos relacionados con la amenaza terrorista que supone el Estado Islámico y otros debidos a brotes psicóticos, el Gobierno ha optado por reforzar las medidas de seguridad.

MÁS CONTROL SOCIAL

El golpe más duro fue el pasado 19 de diciembre cuando un camión embistió intencionadamente un mercado navideño de Berlín, matando a 12 personas e hiriendo a 48. Pocos días antes, coincidiendo con su elección como candidata a la cancillería para los cristianodemócratas, la cancillera Angela Merkel había escenificado la nueva mano dura del Ejecutivo al defender la prohibición del uso del burka. Poco después de la masacre en la capital, la líder alemana adelantó medidas de dudosa legalidad para agilizar las deportaciones de inmigrantes. A cada ataque, la ultraderecha ha intentado sacar tajada y el Gobierno ha legitimado parte de su discurso adoptando una posición de mayor control social.