Alarma en la ONU ante los planes para recortar la contribución de EEUU

La Casa Blanca baraja una reducción de la aportación de fondos a Naciones Unidas que podría rondar el 50%

Soldados de los cascos azules de la ONU en el campo de desplazados de Bangui.

Soldados de los cascos azules de la ONU en el campo de desplazados de Bangui. / periodico

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

A finales del año pasado, Donald Trump describió la ONU como una institución "con un enorme potencial que ahora mismo es solo un club para que la gente se junte, hable y pase un buen rato”. Expresado en otros términos, es un argumento relativamente extendido, dadas las dificultades del Consejo de Seguridad para solucionar los problemas más acuciantes del mundo. Pero Naciones Unidas es mucho más que eso. Despliega misiones de paz, ayuda a los refugiados, gestiona programas de alimentos, responde a las epidemias, lucha contra el cambio climático. Ningún país aporta tantos fondos a la seguridad colectiva como Estados Unidos, de ahí que los planes de Trump para recortarlos significativamente hayan generado alarma en la institución multilateral.

El monto total de los recortes todavía no se ha especificado, pero según publica 'Foreign Policypodría ser superior al 50%. Washington aporta cerca de 10.000 millones de dólares anuales a la ONU, que suponen el 22% de su presupuesto ordinario y el 29% del de las misiones de paz. En otras agencias, la contribución porcentual es todavía mayor. “No hay duda de que vamos a reducir la financiación a la ONU y a los programas de ayuda exterior”, dijo el jueves Mick Mulvaney, director de presupuestos de la Casa Blanca. Pocas horas antes se dieron a conocer los planes de la Administración, que pretende ahorrar fuera de sus fronteras para invertir dentro, a pesar de que la ayuda exterior supone menos del 2% del gasto del Gobierno federal.

PLANES DE CONTINGENCIA

“El presupuesto busca reducir o eliminar la financiación directa a los organismos internacionales cuyas misiones no aporten avances significativos en los intereses de la política exterior de EEUU, sean duplicativos o estén mal gestionados”, dice el documento. Esas expectativas han despertado la preocupación en las agencias de la ONU, que llevan semanas elaborando planes de contingencia para hacer frente a los eventuales recortes.

“Todavía no hemos visto los números, pero si se consuma lo peor, habrá que reducir masivamente los programas de ayuda y desarrollo y la plantilla de funcionarios e introducir muchos cambios”, dice un alto funcionario de la ONU. “Será muy doloroso”. En las últimas semanas, la organización ha puesto en marcha una campaña de contactos discretos con los miembros del Congreso, donde se decidirá la suerte del presupuesto, para explicarles el trabajo de la organización y los beneficios que reporta a EEUU. “Esperamos que el Congreso sea más juicioso porque, si bien EEUU paga mucho por estos programas, también gana mucho”, dice la misma fuente.   

Un ejemplo son las misiones de paz, desplegadas en países como Mali, Sudán del Sur, Líbano o la República Democrática del Congo. “Nosotros apenas aportamos tropas, pero nos sirven para mantener la paz sin tener que exponer a nuestras fuerzas. Nos descargan de trabajo y ejercen de multiplicador para nuestros intereses”, asegura Daniel Hamilton, un ex alto cargo del Departamento de Estado que dirige el Centro para las Relaciones Trasatlánticas.

MILITARIZACIÓN DE LA POLÍTICA EXTERIOR

La Administración Trump no es la primera en amagar con divorciarse del multilateralismo. También lo hicieron Bush y otros de sus predecesores republicanos. Quizá más novedoso es el tajo profundo que pretende asestar en el Departamento de Estado, con un recorte cercano al 30%, lo que propulsaría la militarización de la política exterior estadounidense. “No hay duda de que este es un presupuesto de poder duro, no de poder blando”, dijo Mulvaney el jueves. Pero en el Congreso le espera mucha resistencia. Varios legisladores ya han expresado su oposición a los recortes masivos en la diplomacia y la ONU.

Con millones de refugiados vagando por el mundo y hambrunas épicas en cuatro países, el momento es crítico. Dispuesto a atemperar los planes de la Casa Blanca, el nuevo secretario general de la ONUAntonio Guterres, le ha lanzado varios guiños al anunciar sus intenciones para llevar a cabo reformas profundas en la organización. Quiere eliminar las duplicidades en las que incurren sus agencias, crear mecanismos para una movilización más rápida de las ayudas y priorizar la prevención en las áreas de conflicto. También hay planes para reducir misiones de paz que se consideran en gran medida amortizadas, como las de Haití, Liberia y Sierra Leona. En este ámbito, el recorte propuesto por Trump es menor del esperado. Del 29% que financia actualmente EEUU se pasaría a un máximo del 25%.

De lo que no hay duda es de que la solución militar ha ganado muchos enteros con el prtesidente republicano. Las amenazas a Irán y Corea del Norte sirven para atestiguarlo. Como ha dicho el secretario de Defensa, James Mattis, si se recorta el presupuesto de la diplomacia “tendremos que comprar más munición”.