La alarma se extiende entre las comunidades judías de España

La preocupación tras los atentados obliga a reforzar la seguridad

MARTÍ BENACH / BARCELONA

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Tras los atentados de París, la alarma se ha extendido entre las comunidades judías de toda Europa. También en España, cuyos miembros, aun siendo menos numerosos que en Francia (40.000 frente a seis millones), asumen haberse convertido en objetivo del terrorismo islamista, sea a través de células o a manos de lobos solitarios. No han recibido amenazas directas, pero el temor y la preocupación les ha obligado a reforzar los protocolos de seguridad.

«Sabíamos que había agresiones a diario contra judíos en París, pero lo del híper kosher fue sorpresivo y doloroso», afirma Isaac Benzaguen. Este comerciante, dueño de un súper kosher en Barcelona, admite que sintió un escalofrío al enterarse de la masacre de cuatro judíos en la puerta de Vincennes, en un local parecido al suyo. «Nunca piensas que algo así pueda suceder aquí, pero el peligro siempre existe...», musita.

«Cada vez que matan a un judío, la comunidad y yo mismo nos sentimos atacados. Todos podríamos haber estado en su lugar», afirma Uri Benguigui, de 35 años, presidente de la Comunidad Israelita de Barcelona (CIB). Días después del ataque, declara sin tapujos que los judíos europeos «nos sentimos más inseguros y amenazados que antes. Tenemos motivos, no solo en Francia».

Benguigui, para quien los valores europeos de integración y convivencia «están en riesgo», atribuye la situación a un antisemitismo que ha aumentado peligrosamente por todo el continente. «España ya es el tercer país más antisemita de Europa, según la Liga Antidifamación. Quizás aquí no haya crecido el antisemitismo violento, pero sí el que vierte su odio asociando el conflicto de Israel y Palestina con el judaísmo», explica el presidente de la CIB.

Sentimiento de unidad

Desde la sinagoga de Barcelona, la primera en ser inaugurada en España desde 1492, el auxiliar rabínico Jorge Burman expresa la «congoja, estupor y dolor» que sintió ante los asesinatos de París. «Cualquier crimen nos afecta a todos como religiosos y como género humano -admite- pero en esta ocasión sirvió para unirnos más. El centro y la sinagoga funcionaron como siempre, e incluso acudió más gente que de costumbre», recuerda.

Para Nily Schorr, portavoz de la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE), los hechos de París confirman una «terrible y triste» realidad: «Hemos sido, somos y seremos los enemigos de todos los integrismos, sea islámico, estalinista o de ultraderecha», dice. «Desgraciadamente -continúa- los judíos seguimos siendo víctimas de la intolerancia y el fanatismo, y nunca podremos bajar la guardia. Sabemos que siempre deberemos cuidar de nuestra propia seguridad», concluye.