LA CRISIS DE LA INMIGRACIÓN

La UE y África chocan por la repatriación de los inmigrantes

SILVIA MARTINEZ / BRUSELAS

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La Unión Europea (UE) dictó el año pasado más de 250.000 órdenes de expulsión de inmigrantes irregulares. Solo 161.000 fueron finalmente repatriados, lo que significa que menos del 40% fueron devueltos a sus países de origen. El nuevo plan de acción conjunto pactado entre la UE y África, y que avalarán este jueves en la cumbre de Malta más de 60 líderes de gobiernos europeos y africanos, pretende agilizar ese proceso con vistas a frenar y ralentizar los flujos migratorios. A cambio Europa promete más dinero y nuevas perspectivas de desarrollo para los países africanos aunque sin fechas ni propuestas concretas.

«Es esencial mantener las puertas abiertas para los refugiados pero a los inmigrantes irregulares hay que repatriarlos de forma rápida y efectiva. Hacerlo de forma voluntaria es la mejor de las opciones pero cuando no sea posible el retorno no voluntario es un prerequisito para tener una buena política migratoria», advirtió este miércoles el presidente de la UE, Donald Tusk, al inicio de la sesión de apertura celebrada en la antigua enfermería de la orden de San Juan tras una ceremonia inicial y un minuto de silencio en memoria de todos los ahogados en el mar. «Nuestra vocación es desarrollar África, no enviar gente a Europa», le respondió el presidente de Senegal, Macky Sall.

LOS REQUISITOS

El compromiso a devolver a sus países de origen a todas aquellas personas que no cumplan los requisitos para permanecer en Europa figura tanto en la declaración política que firmarán hoy las más de 60 delegaciones presentes en Malta como en el plan de acción que desarrollará los compromisos. La presión de los gobiernos africanos ha conseguido matizar el tono de dureza inicial incluyendo una coletilla crucial para ellos. «Acordamos dar preferencia al retorno voluntario y reafirmamos que todas las devoluciones se deben realizar respetando plenamente los derechos humanos y la dignidad humana», señala el texto.

Ese es uno de los reproches que salieron este miércoles de boca de los dirigentes africanos que siguen viendo una Europa blindada y pocas posibilidades de acceso para sus ciudadanos. «Algunos países en Europa han optado por una estrategia de fortaleza pero debemos estar abiertos a la inmigración. Europa y África deberían discutir también sobre industrialización, porque es lo que crea empleos y tenemos que modernizar nuestro continente porque si no los jóvenes seguirán emigrando», recordó la presidenta de la comisión de la Unión Africana, Nkosazana Zuma. El plan diseñado responde con tibieza a estas demandas. Incluye nuevas vías para explorar nichos de mercado pero sin mucha concreción.

LA TRAGEDIA / La idea de la cumbre surgió en abril de este año, a raíz de la muerte de más de 800 personas frente a la costa italiana. La tragedia conmovió a Europa y obligó a sus dirigentes a reaccionar. Desde entonces, la ruta del Mediterráneo ha dejado de ser la principal vía de entrada -solo uno de cada siete la utilizan- pero todos los gobiernos coinciden en que el problema de África es estructural y que debe ser abordado con soluciones a largo plazo. «No debemos ver esta crisis migratoria como un enorme riesgo o algo negativo. Debemos ver las posibilidades que ofrece», recordó ayer el presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, que hoy participará en la constitución del nuevo fondo fiduciario para África con el que esperan contentar y convencer a los socios africanos de cooperar en el control de los flujos migratorios y luchar contra las mafias.

El fondo nacerá con menos generosidad de la esperada. La Comisión aportará 1.800 millones pero los gobiernos no igualarán ni de lejos los 3.600 solicitados. Según el último balance oficial, cuenta con 47,4 millones aunque según Juncker hay 25 países que han prometido participar y la cifra rondaría, según fuentes del Consejo, los 171 millones.