GUERRA CIVIL EN LIBIA

Las tropas de Gadafi causan una masacre en Zauiya

Una ofensiva contra la ciudad sitiada, a 70 kilómetros de Trípoli, acaba con 200 muertos

Masacre en Zauiya

Masacre en Zauiya / periodico

MARC MARGINEDAS / BEATRIZ MESA / Enviados especiales

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Unos, con el Corán en la mano, gritan "Alá es grande"; otros pegan carreras, lanzan disparos al aire o queman los neumáticos de los vehículos. Los revolucionarios se muestran nerviosos y se viven momentos de mucha tensión a las puertas del patio de un colegio de Ras Lanuf, convertido en la base militar de la revolución, y desde donde los milicianos se preparan en coches particulares, furgonetas, camionetas o todoterrenos para continuar liberando los feudos del dictador hasta alcanzar su refugio, en Trípoli.

Pero a 70 kilómetros de la capital, en la ciudad de Zauiya, las fuerzas fieles a Muamar Gadafi perpetraron ayer una masacre, según algunos testimonios. Volvieron a entrar a sangre y fuego. La ofensiva lanzada por los mercenarios del dictador contra esta localidad provocó unos 200 muertos, según fuentes hospitalarias. "Es una verdadera masacre. La situación es catastrófica. Han matado a mucha gente", dijo por teléfono un médico de la ciudad a la agencia France Press.

Explosión en Bengasi

Los hombres de Gadafi se retiraron del centro pero cercaron la ciudad. Los opositores todavía anoche seguían resistiendo y defendiéndose con una artillería muy inferior comparada con el aparato bélico del régimen. En Bengasi, la explosión de un coche junto a un polvorín causó al menos la muerte de 20 personas. Todas ellas fueron enterradas ayer.

Pese a todo, los insurgentes progresan hacia el oeste y ayer llegaron a Ben Jawad, a 30 kilómetros de Ras Lanuf. Y en el mismo Ras Lanuf, los llamados "hijos del 17 de febrero" aún no habían terminado de celebrar la conquista y ya estaban preparándose para una nueva guerra. "Mañana por la noche cenaremos en la casa de Gadafi", gritaban exaltados los jóvenes. Para muchos era la primera vez que empuñaban y manipulaban un arma. Pero ahí estaban, dispuestos a sucumbir por la causa de la democracia, blandiendo pistolas, ametralladoras, rifles y moviendo baterías antiaréas.

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