EL 'ESTADO DEL MALESTAR'

El elevado nivel de fracaso escolar compromete la futura competitividad de la UE y su capacidad de crecimiento

El 14% de los jóvenes europeos entre 18 y 24 años no ha acabado la enseñanza secundaria

EL PERIÓDICO / Barcelona

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El elevado porcentaje de abandono escolar es uno de los principales problemas que afronta la educación en la Unión Europea (UE), y amenaza con comprometer su futura competitividad y capacidad de crecimiento. El 14,4% de jóvenes europeos entre 18 y 24 años no ha concluido la enseñanza secundaria, porcentaje que aumenta a un alarmante 31,2% en el caso de España y Portugal, solo superados por Malta (36,8%).

Por contra, los países con alto crecimiento económico y con una baja tasa de desempleo, como Alemania, se distinguen por un nivel de abandono escolar inferior a la media (11,1%). En ese aspecto, los mejor situados son Eslovenia (5,3%), Polonia (5,3%) y la República Checa (5,4%).

El gasto público europeo en educación se sitúa en el 4,96% del producto interior bruto (PIB), pero es inferior en el caso de España (4,35%), Italia (4,29%) y Grecia (4,04%). En cambio, Finlandia, el país con mejores resultados en los exámenes internacionales sobre el grado de conocimientos y preparación de los estudiantes, invierte el 5,91% de su PIB en educación.

Enseñanza en entredicho

El malestar por los recortes presupuestarios para atajar el déficit recorre la mayoría de países europeos, sobre todo en Gran Bretaña, Italia y Francia. Valerio Gigante, de 37 años, profesor de lengua y literatura italiana, critica el aumento del número de alumnos por clase en las escuelas públicas y la disminución de profesores de plantilla. Según él, la calidad de la enseñanza "ha empeorado muchísimo en los últimos 20 años". "Y eso se ve", añade, "en los estudiantes: hablan italiano cada vez peor y no consiguen hacer razonamientos complejos".

En Francia, donde la supresión de empleos en la educación pública ha hecho salir a los profesores a la calle, los recortes afectan especialmente a los docentes que tienen que lidiar con alumnos difíciles. "Las condiciones de aprendizaje se degradan", dice Sebastien De Scheyver, profesor de matemáticas en Bondy, municipio desfavorecido en la periferia de París. Él mismo, explica, se ve "obligado a hacer clases magistrales cuando este sistema no es adecuado en el instituto". Como resultado, los maestros "cada vez están más desbordados y desmoralizados", remata.